martes, 3 de marzo de 2015

La Regularidad Masónica

Por: Mario Morales Charris, 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia
del Norte de Colombia

Introducción

Si hay algo que caracteriza a los masones es la sinceridad con la que hablamos.
Mario Morales Charris

El epígrafe que encabeza este título está relacionado con una de las temáticas más debatidas dentro de la Francmasonería. Tiene que ver con dos maneras de hacer Masonería, acompañado por el fantasma del «reconocimiento» entre obediencias masónicas. El asunto es fastidioso. Para el no masón seguramente sea difícil de entender en todos sus aspectos. Sin embargo, de manera sucinta, trataremos de ordenar algunos conceptos que, a través de la reflexión, contribuyan a perfeccionar la información sobre esta cuestión.

Si hay algo que caracteriza a los masones es la sinceridad con la que hablamos. De veras, siempre que se toca el tema de la tan cacareada regularidad e irregularidad Masónica, observamos con mucha preocupación la manera cómo lo expresan algunos Hermanos, unos en defensa de la regularidad y otros a favor de la irregularidad… ¡Qué pérdida de tiempo! Sobre todo en una discusión insignificante, espacio que debemos dedicarlo al estudio y a la investigación. Además, nos conmueve al ver el notorio dogmatismo e intolerancia en cierto sector de nuestra membresía, que apartándose de los «limites» y senderos masónicos, como lo veremos más adelante, piensan estar en una «guerra santa» encaminada, al parecer, a sus convicciones religiosas, pero en el transitar de la Masonería están totalmente equivocados.

Al mismo tiempo nos sorprende y nos da pesar ver cómo se malinterpretan los lineamientos Francmasónicos, por una parte; por otra, se menosprecian el pensamiento Masónico y cierta ortodoxia formal en los conceptos expresados por algunos Hermanos, que lamentablemente dejan ver ante los profanos su ignorancia sobre el contenido de rituales, reglamentos, constituciones y, esencialmente, la historia de la Orden; al punto de no poder mostrar con claridad el valor fundamental de la razón, principio imprescindible de nuestra Institución, encaminada a elevar al género humano por encima de prejuicios, dogmas, ignorancia y en especial, el sometimiento civil de la humanidad a los fines de los que han martirizado y angustian a la especie humana mediante las diversas formas de sumisión y explotación, que los tiranos esclavistas, luego los señores feudalitas y después los capitalistas, concibieron e ingeniaron para sus propósitos económicos y políticos, como son los de apropiarse de los medios de producción, establecer las diferentes clases de monopolio a través de los distintos paradigmas económicos que conocemos hoy en día hasta llegar al «imperialismo, fase superior del capitalismo», como lo designó Lenin, o «capitalismo salvaje» como se le conoce actualmente, y que tanto daño le hacen y le han hecho a la sociedad en general.

En consecuencia, hoy tenemos una Masonería anglosajona con ramificaciones en el mundo berlinés, en la Europa boreal y demás continentes, feudataria de los que fueron sus progenitores: clérigos, pequeños burgueses, aristócratas ilustrados y, después, la monarquía con su dominio señorial, a la que se sumó la gran burguesía de la época, enriquecida desde finales del feudalismo y las primeras señales del capitalismo, en especial, cuando se da la revolución industrial.

Este tipo de «Masonería Especulativa» o «Moderna», creció y se desarrolló en estas naciones como una potencia predominantemente conservadora, afín con los preceptos de la religión cristiana-protestante, debido al origen social de la mayoría de sus miembros, por lo que estuvo y ha estado vigorosamente unida al poder eclesiástico, sin verse sometida a persecuciones de ninguna clase, ni tener problemas de índole alguna para su desarrollo y consolidación.

En cambio en los países meridionales la otra clase de «Masonería Especulativa» surgió y creció sometidos por la iglesia católica junto a las monarquías absolutistas. De ahí que ciudadanos ávidos de libertad e intelectuales de la época se hayan convertido en revolucionarios precursores de las actuales repúblicas. Luego entonces, podríamos afirmar que la Masonería de los países latinos emergió de la clase estudiosa, de los que más tarde serían conocidos como enciclopedistas, librepensadores y, posteriormente, liberales.

De hecho, a partir de la aparición pública de la «Masonería Especulativa», sus miembros se matricularon con los anhelos de libertad de los países de lengua latina, convirtiéndose en paladines de este proceso, generándose a la vez una fuerte y abierta oposición con las realezas absolutistas, de las que la misma iglesia católica hacía parte y era cabecilla, con potestad para proclamar monarcas, sultanes, faraones, etc. y legalizar o habilitar noblezas imperantes. 

El antagonismo de concepciones, por un lado el vetusto y anárquico sistema político y por el otro el naciente estado democrático liderado por la Francmasonería, trajo como resultado las persecuciones para estos últimos de parte de los países en los que la religión dominante era el catolicismo romano y el régimen político totalitario, viéndose obligados nuestros Hermanos a trabajar en secreto.

Los ideales de libertad promulgados por la Masonería, en un instante, llegaron a las colonias de la Corona Británica establecidas en el norte de América. Justamente, las Logias de esta comarca cuya estructura social era diferente a las inglesas, se transformaron, en un abrir y cerrar de ojos, en núcleo y acantonamiento de la naciente revolución de los EE. UU. contra la dominación anglosajona.

Se sabe que la contribución de la Francmasonería llegó a ser tan determinante e influyente en la independencia de los Estados Unidos de América, que los líderes más importantes fueron acreditados masones; igualmente, fueron en buen número, los subscriptores de la gloriosa declaración de independencia, que entre otras cosas, es un genuino o real documento Masónico.

Es de gran valor señalar que durante la revolución americana se usó por primera vez, con un sentido político, la divisa masónica: Libertad, Igualdad, Fraternidad; la misma que pasaría a la historia de la humanidad al adoptarla, tiempo después, los franceses como lema de su revolución. Adopción que viene a ser la prueba reina para demostrar la definitiva participación de las Logias Masónicas en la producción intelectual de dos sucesos determinantes para lograr la libertad, como lo fueron: La Declaración de los Derechos del Hombre y la Revolución Francesa.

Igualmente, como sabemos, la Masonería lideró el proceso de independencia hispanoamericana y la unidad italiana, dando nacimiento a la moderna Italia.

Entretanto, la Masonería anglosajona colabora activa y notoriamente en el proceso colonialista que dará lugar durante el siglo XIX al establecimiento del Imperio Británico.

Pese a sus diferencias, durante algo más de siglo y medio la «Masonería Moderna», o «Especulativa», fue idónea al conservar una imagen de unidad universal. Esta realidad se mantuvo hasta que, ya liquidado el imperio español, Francia e Inglaterra resolvieron repartirse el poder de nuestro planeta, emprendiendo el imperio británico una profunda e impasible disputa por conquistar regiones de preponderancia y mantener o proteger las ya logradas.

De esta manera, a mediados del s. XVIII, las nacientes dos tendencias de la Francmasonería actual se calificaron en recíprocas censuras de denuncias sobre “Irregularidad”, apelativo que a la fecha, lamentablemente, todavía subsiste.

REGULARIDAD E IRREGULARIDAD MASÓNICA


Definición de Logia Regular

Mackey(1) la define como: la Logia que trabaja bajo la autoridad legal del Poder de Constitución se llama regular. Este término se usó por primera vez en 1723, en la primera edición de las Constituciones de Anderson. En el reglamento General Octavo publicado en esa obra dice así: ‘si algún grupo o número cualquiera de Masones se reúnen para formar una Logia sin el Poder del Gran Maestro, las Logias regulares no deben patrocinarlos’.

Lorenzo Frau Abrines(2) explica que Regular es lo que se halla ajustado o de conformidad con la regla, ley, uso y prácticas establecidas. Masón regular es aquel que, cumpliendo con sus deberes, se halla inscrito como miembro activo en el cuadro de una Logia regular. Logia regular es aquella que, cumpliendo con todas las prescripciones constitucionales, legalmente instalada y autorizada con patente de constitución de una potencia regular, se halla incluida en el cuadro de Logias de su jurisdicción; y una potencia es regular cuando, reconocida universalmente como tal, se corresponde y cambia sus representantes con los de las demás potencias regulares del globo. La regularidad es indispensable para el ejercicio de los derechos y prerrogativas que otorga la Masonería.

José María Ragón(3) precisa en su obra, Ortodoxia Masónica, p. 72, que se supo de este término por primera vez en la Masonería francesa en 1773, época en que el Gran Oriente la definía así: ‘La Logia regular es la Logia adherida al Gran Oriente, y Masón regular es el miembro de una Logia regular.’

René Guénon fue más allá y planteó con total claridad que la única “regularidad” auténtica es la Regularidad Iniciática y de ninguna manera la supuesta “regularidad” de la que se jactan algunas Obediencias Especulativas.

La concepción de “Regularidad” es una polémica que viene desde la llegada en público de la Masonería, prácticamente desde 1717, cuando se reúnen en Londres cuatro Logias que se organizan en Gran Logia, institución que antes no existía o sea, es un concepto moderno en la Francmasonería. Guénon afirmaba que el año 1717 no es el principio de un “revival” de la Masonería sino el comienzo de la etapa más aguda de su decadencia.
Gran Logia Unida de Inglaterra

Paralelo con este suceso surge la noción de «Obediencia» como agrupación de Logias que aceptan un plan de trabajo Especulativo determinado, las que confían o ceden parte de su soberanía en un organismo superestructural (Gran Logia), presidido por un Gran Maestro.

En todo caso debemos señalar que, al aparecer, la Masonería Especulativa se desplegó en el tiempo por los diferentes países del universo sin conocer fronteras, razas o idiomas. De tal manera que, cada nación acoge un modelo de Logia o eventualmente distintas formas de entender o interpretar la Francmasonería. Algunas serán más conservadoras como las autodenominadas “Regulares” que siguen los lineamientos de la Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados, que se autonombró como autoridad rectora de la Masonería a nivel mundial y “es ella quien debe reconocer la legalidad o no de las demás Grandes Logias del mundo”.

Efectivamente, es innegable que la Masonería está surcada por una multiplicidad de corrientes filosóficas, religiosas, ideológicas, liberales u ortodoxas, que determinan diferencias en el pensamiento y en la acción. La inmensa cantidad de rituales Masónicos que representan tradiciones particulares demuestran el carácter pluralista y polifacético de la misma.

De hecho es deplorable la Regularidad Masónica de la Masonería Especulativa teniendo en cuenta su reciente pasado. En efecto, muchas Potencias Masónicas, que no comparten con ciertas pautas de la Orden, se ven estigmatizadas y obligadas a trabajar, sin razón como desertoras de la Francmasonería, y cargar con la cruz de “Irregulares”, es el caso del Gran Oriente de Francia, las Logias Femeninas, las Logias Mixtas, etc.

Sin duda alguna, podemos afirmar que desde sus inicios, en la Francmasonería se han presentado desvíos, dolos, calumnias, etc. Para resguardarse de estas anomalías y evitar la pérdida de nuestra Institución –como ocurrió en otros tiempos– resultó la necesidad de implantar reglas o cánones de identificación para los que pidieran ser reconocidos entre Potencias Masónicas.
Masones en la independencia de EE. UU.

Es conveniente señalar que fueron las Grandes Logias de los Estados Unidos de Norteamérica las que establecieron la modalidad de reconocimiento. Para ello consideraron una ampliación del mismo, el cual se hacía a través del retejo y presentación de credenciales al estipular relaciones con otras Logias fuera de su jurisdicción. Además se sabe que cada Gran Logia tiene su propia lista de Principios Básicos de Reconocimiento, que por lo general no concuerdan o no son afines; sin embargo, aparentemente todos se basan en los Antiguos Limites. Ahora bien, si controvertimos la legalidad de los Antiguos Límites, preguntamos, ¿hasta qué punto son válidos estos Principios de Reconocimiento de Grandes Logias al fundamentarse en ellos?

Hoy en día ha tomado fuerza el asunto de la regularidad; pues, quienes la decretan terminan constituyéndose en jueces de los otros. Así, se presenta el caso de Grandes Logias que se desempeñan de manera mucho más regular que aquellas que las califican de “irregulares” y no las reconocen. El prejuicio social es tan grande en ciertas Logias, que se presenta el caso en muchas de ellas de no permitirles, por lo menos, la visita de Masones de raza negra por desconfianza de que puedan contaminarlas, y hacer que se sientan molestos sus miembros.

Por lo tanto, no es posible que una de estas Logias imponga reglas sobre Principios de Regularidad para el reconocimiento de otras Logias cuando ella no cumple con uno de los principios esenciales de la Francmasonería, como es el mandato de la «Igualdad». Primero deben ordenar sus Obediencias y acatar las disposiciones universales de la Masonería antes de calificar a otra de desorganizada.

Lo cierto es que ninguna Gran Logia saca a relucir la «Igualdad» como uno de los Principios Básicos para el reconocimiento de Grandes Logias; sin embargo, la gran mayoría precisa como requisito primordial, “que se deben tener en cuenta los Antiguos Limites”, pero se les olvida justamente que uno de esos límites es la «Igualdad» de todos los Masones.

Asimismo, podemos observar que algunas Grandes Logias imponen como condición la de colocar la Biblia sobre el Ara, no por ideología o convencimiento, sino para cumplir con un requisito de “Regularidad” y poder mantener las relaciones con otras Grandes Logias, vulnerando con ello su concepción particular de la libertad de credo religioso, que desde la filosofía Masónica pueden ser los Vedas, el Corán, el Zohar, la leyes de Manú o cualquier otro libro que los oficiantes consideren sagrado.

A pesar de que otras Grandes Logias no tienen en cuenta, por este hecho, el mandato Masónico de «Igualdad», son reconocidas “Regulares”; pero, estas no estiman, a su vez, como “Regulares”, ni les dan su “Reconocimiento” a Grandes Logias que, por ejemplo, no usan el Libro de la Ley Sagrada sobre el Ara, puesto que consideran que las mismas incumplen un canon importante de la Francmasonería. Preguntamos, ¿Son las primeras más “Irregulares” que las segundas?


Igualmente nos hacemos los siguientes interrogantes, ¿Con qué atribución pueden acusar de “Irregular” a una Logia Mixta que trabaja de modo Regular porque comete la “infracción” de mantener la Igualdad de la mujer en la Masonería? ¿Son menos Masones los de estas Logias por no tener el “Reconocimiento” de otras Logias? Indudablemente su censura no tiene para ellas otro valor que el de las “relaciones”. La falta de las mismas, aparentemente, perjudica más a la Institución en general que a las mencionadas Logias en particular.

También se presenta el caso en que una Gran Logia condena a otra que anteriormente la calificaba de “Regular”, ahora por ejemplo, si esa Gran Logia considerada “Regular”, entabla relaciones y/o firma un tratado de paz y amistad con alguna Logia Mixta a la que estiman “Irregular”, basta para declararla contaminada y por consiguiente “Irregular”.


De la misma manera encontramos el caso de Grandes Logias que admiten las Logias de Adopción, constituidas por mujeres (y que entre otras cosas no practican Masonería) las cuales, además, trabajan con ritos especiales y diferentes a los suyos, les aceptan realizar Tenidas en sus Templos en cambio a las Mixtas o Femeninas no, que lo hacen con ritos iguales a los suyos. ¿Acaso no es ésta otra incoherencia y una sinrazón en el actuar y el discernimiento?

El mandato de “Regularidad” que separa o relega a la mujer de la Francmasonería ¿tiene valor en unos casos y en otros no? ¿Cuál es la razón? ¿No son más irregulares las primeras que las segundas?


Como vemos, cada día se hace más urgente la revisión de los Antiguos Límites y buscar un acuerdo entre las Grandes Logias sobre una pauta de reconocimiento. Con todo, los señalados Límites exigen expresar con claridad la importancia esencial de la razón, precepto ineludible de la Francmasonería enfocado a enaltecer al género humano por encima de prejuicios, dogmas, ignorancia para que no tengan que ser admitidos con una venda en los ojos. De hecho, las interpretaciones arcaicas e ignorantes deben ceder ante el conocimiento de la verdad.

Es claro y patente que, la Regularidad en la Francmasonería no es una cuestión de género simplemente, sino también de proceder y de concepción. Se presenta el caso en que algunas Grandes Logias piensan que son especulativas o espiritualistas y cumplen cualesquiera de los requisitos o exigencias del concepto tradicional de Regularidad; sin embargo, a las espaldas de sus máscaras, son tan materialistas y formalistas como las que lo expresan sin reservas o sin tapujos. En lo que tiene que ver con la substracción de la mujer de la Masonería, una y otra se identifican en esta materia, ya que solamente ven en ella su figura física. Pues, ninguna de ellas lograría encontrar un fundamento en que apoyarse sí y sólo sí observara a la fémina en su forma espiritual o esotérica. Únicamente se amparan en la exclusión sujetada en uno de los Antiguos Límites, de la cual no pretenden separarse. En el evento que sea así, ¿no están creyendo ambas que es más valioso lo externo que lo interno? ¿Hasta qué grado sería válido un Límite que mantiene esta creencia?


Por lo visto, nos atrevemos a señalar que lo externo es consecuencia de motivos internos. Efectivamente, si fuese a la inversa, en que sea cierto, entonces la Francmasonería no tendría sentido ni razón de ser. Por lo tanto, estaríamos perdiendo el tiempo al plantear principios erróneos, como el de la Irregularidad Masónica, que contradicen el raciocinio que dice practicar nuestra Institución. Pues, no podemos concebir que se discrimine a la mujer o a cualquier ser humano idóneo que golpee de verdad a sus puertas con los toques de Libertad, Igualdad y Fraternidad para formar parte de ella, y le sea denegada la entrada por causa de su raza, su género o el color de su piel, es decir, por su naturaleza física o externa.

Conclusiones


1. Con fundamento al concepto de Regularidad las Obediencias Masónicas constituyen acuerdos de mutuo reconocimiento y relación entre ellas.

2. Cuando hacemos referencia a la Masonería Regular, estamos hablando a la que se ajusta a una serie de normas tradicionales, conocidas como “Antiguos Limites”. No obstante, subsiste controversia sobre cuáles de estas reglas son las verdaderamente convenientes y cuáles no. Situación que ha originado una gran división conceptual de la Francmasonería en dos escuelas principales, más un sinnúmero de pequeñas Obediencias y otro de ciertas Logias que no comulgan con ninguna de las dos tendencias.


3. Ambos grupos insisten ser acreditados, respectivamente, como Regular, uno de ellos de pensamiento conservador, liderado por la Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados y el otro de ideología liberal o adogmática, tiene como su principal exponente al Gran Oriente de Francia.

Referencias Bibliográficas


1.      Abrines, Frau Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA Masonería. Tomo II. Editorial del Valle de México. México. Octubre 16 de 1981.
2.      Beck, Ralph T. LA MASONERÍA Y OTRAS SOCIEDADES SECRETAS. Editorial Planeta. Primera edición. Bogotá. Agosto de 2004.
3.      De la Cierva, Ricardo. EL TRIPLE SECRETO DE LA MASONERÍA. Editorial Fénix. Tercera edición. Madrid, España. Mayo de 1994.
4.      Freinet, Guillaume. MASONES Y ROSCRUCES. Editorial Andrómeda. Primera edición. Buenos Aires, Argentina. Septiembre de 2006.
5.      Learche, W. Cox. LA REGULARIDAD MASÓNICA EN UNA NUEVA LUZ. Berbera Editores. 1975.
6.      Mackey, Gallatín Albert. ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo IV. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981.
7.      Ridley, Jasper. LOS MASONES. Ediciones B. Argentina, S. A. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina. Junio de 2002.

8.      Young, John K y Karg Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Editorial Panamericana. Primera reimpresión. Bogotá D. C., Colombia. Abril de 2013.
                                               

(1) Mackey, Gallatín Albert. ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo IV. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981. Pp. 1.821 – 1.822.
(2) Abrines, Frau Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA Masonería. Tomo II. Editorial del Valle de México. México. Octubre 16 de 1981. P. 1.373.
(3) Citado por Mackey. Op. Cit.

1 comentario:

Rodrigo Valenzuela Zura dijo...

Agradecido de la reflexión entorno a un tema tan odioso, a mi parece la masonería es la cadena universal de hombres y mujeres libres por todo el mundo, por lo tanto no debiese llevar ningún apellido como los he leído tantas veces (masonería regular, irregular, progresista, conservadora, etc.),
Un T:.A:.F:.
S:. F:. U:.