Por: Mario Morales Charris, 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia
del Norte de Colombia
James Anderson |
Siempre que nos propongamos romper con lo tradicional para estar acorde, por su misma naturaleza, con lo moderno, vamos a encontrar un camino lleno de obstáculos, sobre todo cuando no procedemos con honestidad, lealtad y sinceridad. Esto es lo que se le quiere atribuir a los fundadores de la Gran Logia de Londres, doctores James Anderson y su yerno Jean Théophile Desaguliers.
No hay derecho que después de casi trescientos años, como todos estamos de acuerdo, de haber nacido la Masonería Especulativa o Moderna (junio 24 de 1717), todavía nos tengan perdiendo el tiempo en discusiones triviales, si la Logia «X» o «Y», o llámese «Gran Logia» o «Gran Oriente», o «Supremo Consejo» es «regular» o «irregular», comenzando en que los dos principales actores, en el escenario de la creación de la primera Gran Logia Especulativa, existe la duda de que hayan sido iniciados regularmente en la Masonería, como lo veremos más adelante.
Pues bien, los Masones sabemos que el Dr. James Anderson, pastor presbiteriano, es el autor principal de las Constituciones de la Gran Logia de Inglaterra (1723 y 1738) que marcó un hito en la historia de la Orden, debido a que por primera vez se determina el marco regulador de lo que hoy conocemos como «Masonería Especulativa» o «Masonería Moderna». No obstante algunos desconocen, entre ellos muchos Hermanos, su trayectoria e importancia personal en la fundación de la Masonería a la que actualmente pertenecemos; unos, de postura conservadora tienden en demasía a falsear o “diabolizar” la figura de Anderson, incluso, llegándolo a calificar como “historiador pésimo” y “bárbaro innovador”; otros, por falta de investigación y por copiar cualquier cosa de la Internet, de manera irresponsable, plasman sus supuestos “criterios” distorsionados (sobre los aportes que hizo Anderson) en revistas especializadas en el tema sin citar fuentes que nos permita verificar los hechos históricos ni estructuración histórica en su desarrollo; por consiguiente, pierden credibilidad en sus planteamientos, y además, lo que hacen es confundir al lector enseñándoles asuntos históricos no verdaderos.
Aclaramos, no pretendemos defender la imagen de Anderson, pero sí su obra realizada en el momento histórico en que se dio. Que algunos criterios aportados en ese periodo cayeron en obsolescencia y hay que revisarlos, es cierto. Que cometió errores, también es incuestionable; pues, como decía nuestro Hermano, filósofo, poeta y dramaturgo Johann Wolfgang Goethe (1749-1832): «El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada» y nosotros agregaríamos: el que cree no equivocarse es el único hombre necio con ínfulas de sabio que toma postura de crítico para destruir sin fundamento de causa.
Debido a esto y por considerarlo de gran valor, en esta parte de nuestro análisis, nos permitimos citar textualmente lo que nos enseña en materia de error el experto gnóstico Jery Céspedes(1).
«Quien comete errores y no aprende de ellos peca de ignorante, porque todo en la vida tiene un propósito para el bien común del hombre en la tierra.
Los errores son acciones que solemos cometer dentro de la cotidianidad del vivir, unos se hacen de manera inconsciente y otros conscientes, este último no permite aterrizar a la persona que está equivocada, ya sea por temor al cambio, la realidad o simplemente por el placer de la perversión, sostuvo.
Es importante resaltar que la madre auténtica de los errores es la ignorancia, dado que el ser humano prefiere creer antes que comprobar hechos. En ocasiones se niega a encontrar una explicación, para ellos es mejor seguir a ciegas que enfrentarse a la realidad».
Pues bien, como lo señalamos arriba, la «Masonería Tradicional Antigua» estaba formada por tres categorías o jerarquías: Masonería Operativa Espiritual, Masonería Operativa Material y Masonería Aceptada. A esta última clasificación pertenecía la Logia de San Pablo de la División Operativa de Francmasones de Londres, vinculada ésta a la división de York de la Masonería Operativa. El sistema de trabajo de esta institución incluía VII grados iniciáticos. Anderson se vinculó a la Logia de San Pablo, el 1 de enero de 1710, en calidad de capellán (Brother of Jakim). Es conveniente señalar que tanto el médico como el capellán, en esta clase de Logias, eran miembros aceptados y no iniciados en nuestros augustos misterios.
En las Logias Operativas, el Jaquím era un capellán que no cursaba sus siete años de aprendizaje como Masón; por consiguiente, no poseía ninguno de los siete grados de esta organización. No obstante, se le permitía presenciar las ceremonias bajo el juramento y la obligación de no revelar nada. La sesión operativa de un Jaquím sólo la podía presidir otro Jaquím, que comunicaba ciertos secretos al nuevo Jaquím. En consecuencia era un rito religioso y no una ceremonia artesanal. A pesar de todo esto, queda evidente que tanto el médico como el capellán tenían conocimiento sobre la Iniciación Masónica, sólo que no estaban autorizados para realizar este tipo de solemnidades.
Por otra parte, hay sin embargo quienes piensan que Anderson hubiera sido iniciado en la Logia de Aberdeen, Escocia, entre los años 1698 y 1702; pero, debido a la gran falta de datos históricos, la fecha exacta de iniciación y por tanto, su legitimidad como Masón y como autor de las Constituciones Masónicas, es un punto que suscita muchas dudas.
Se sabe además, que en aquel tiempo en la mayor parte del territorio del Reino Unido la Masonería solamente se componía de dos grados: Aprendiz y Compañero. Aunque, los indicios nos llevan a pensar que el grado de Maestro se podía encontrar en el territorio escocés. Sin duda alguna, la División de York, como ya lo hemos expresado, trabajaba con un sistema de VII grados más algunos cargos especiales, como el de Jaquím.
Ahora bien, antes de seguir con nuestra exposición creemos necesario recordarles a nuestros lectores que para la época de la referencia, paralelamente se presentaron tres hechos transcendentales que no podemos dejarlos a un lado por su incidencia en lo que venimos relatando: el primero es religioso; el segundo, político y el tercero, científico.
En cuanto al religioso, tenemos como antecedentes la «Reforma Protestante» en el s. XVI, primero con el teólogo y monje agustiniano alemán, Martín Lutero y sus 95 tesis; seguido del teólogo francés Juan Calvino con los «cinco puntos del calvinismo» como contraposición a las doctrinas de Jacobo Arminio. Esta situación creó el descontento popular contra el papado y la Iglesia Católica, la que respondió con lo que conocemos como la «Contrarreforma».
Durante esta etapa los Masones sajones se mantuvieron leales al catolicismo hasta la llegada al trono del monarca Enrique VIII, quien lideró un movimiento religioso en contra del Vaticano. De hecho, este soberano, conocido por su vocación a los matrimonios (seis en total) le solicitó al papa la anulación de las primeras nupcias contraídas con Catalina de Aragón para casarse con su amante Ana Bolena, lo cual le fue denegado. Así pues, el rey hizo caso omiso a la filosofía católica y procedió a que se cumpliera su petición. En consecuencia, fue excomulgado por el papa Clemente VII, y en respuesta, el rey expidió la «Ley de Supremacía», que de un plumazo lo convirtió en cabeza de la Iglesia de Inglaterra, separada de Roma. Por consiguiente, los monasterios y todas las propiedades de la Iglesia Católica pasaron a la corona; de ahí, que la construcción de catedrales se haya paralizado en ese período, dejando sin trabajo a un sin número de operarios(2).
Si a este acontecimiento le sumamos el de la reforma protestante que también detuvo bruscamente la construcción de templos en gran parte de Europa, ¿podríamos pensar cuál sería el alto índice de desempleo en materia de construcción? En virtud de estos sucesos, no es nada sorprendente que muchos tratadistas consideren esta fase como el comienzo de la Masonería Especulativa. Evidentemente, las asociaciones profesionales de constructores fueron sustituidas por la arquitectura renacentista, y en compensación las Logias fueron admitiendo cada vez en mayor número a los Masones Aceptados.
Con relación al segundo hecho, el político, tampoco lo podemos desligar del religioso. Efectivamente, durante el s. XVII la complicada contrariedad entre los Estuardo pro católicos y los protestantes dividió extremadamente a los Masones de Inglaterra y Escocia; igualmente sucedió en el conflicto del protestantismo entre anglicanos y presbiterianos.
El tercer suceso, el científico, tiene que ver con la «Royal Society», fundada el 28 de noviembre de 1660 por doce Masones, entre ellos el judío católico Elías Ashmole, ardoroso miembro de los Rosacruces y Masón aceptado en la Logia de Warrinton a la que también perteneció Isaac Newton. De hecho la «Royal Society» fue creada con el propósito «de edificar la casa de Salomón, templo ideal de las ciencias», merece mención especial porque es la más antigua sociedad científica del Reino Unido y una de las primeras de Europa, que inicialmente tuvo carácter secreto como se estilaba en esa época(3).
Luego de hacer memoria de estos tres episodios, ahora continuemos con nuestra narración.
Así pues, en septiembre de 1714, en Londres, Anderson alteró las reglas referente a la admisión de personas como miembros del gremio sin que hubieran cumplido el periodo obligatorio de aprendizaje de siete años e instruye en las ideas y prácticas Masónicas a una serie de profanos, pertenecientes a la burguesía y a la aristocracia, vinculados al trono británico de la recién establecida casa imperante de Hannover (Alemania), que a su vez eran miembros de la «Royal Society».
En todo caso, así no nos guste, que tildemos a Anderson de traidor, que fue irregular lo que hizo, es posible que todo eso sea cierto; sin embargo, nadie, en ese momento histórico, pensó que ese “hecho irregular” iba a cambiar el acontecer de la Orden de manera definitiva. En realidad, funda una Logia a finales del año citado, seguramente el día de san Juan de Invierno(4), conformada por siete Compañeros Francmasones, entre los que se encontraba él y su yerno Jean Théophile Désaguliers, con el nombre de la taberna en la que tuvo lugar la fundación: Goose and Gridiron, o sea, La Oca y la Parrilla, sin autorización de la vigente jerarquía Operativa a la que pertenecía, perjurio que le valió su expulsión de la antigua estructura. Al año siguiente, 1715, la recién creada Logia cambia su nominación por el de Lodge of Antiquity, de carácter totalmente «Especulativo».
Tres años más tarde, el 24 de junio de 1717, esos ocho Masones irregulares, reunidos en la taberna Goose and Gridiron de la ciudad de Londres, constituirían las siguientes cuatro Logias, tan irregulares como la primera:
1. The Goose and Gridiron (La Oca y la Parrilla) (Patio de la iglesia de San Pedro).
2. The Crown (La Corona) (Parker's Lane, Dary Lane).
3. The Apple-Tree Tavern (El Manzano) (Charles Street, Covent Garden).
4 The Rummer and Grapes Tavern (El Cubilete y las Uvas) (Channel Row, Westminster).
De esta manera nace la primera Gran Logia de carácter «Especulativo» en el mundo, la cual fue llamada «Gran Logia de Londres y Westminster» eligiendo como Gran Maestro a Anthony Sayer. Por consiguiente, no es nada sorprendente que la llegada de este nuevo Cuerpo Masónico diera como resultado un enorme crecimiento de la membrecía, sobre todo por la vinculación de dirigentes con la corona y la aristocracia en general.
Después, en 1723, Anderson y su yerno Desaguliers elaboran una Constitución de carácter deísta, fundamentada en una religión natural o racional; dicho de otro modo, basada en la revelación que el propio concepto de divinidad genera en la razón del hombre, excluyendo así la idea de testimonio histórico. Este Código es conocido como “las Constituciones de Anderson”, el que en su edición de 1738 denota cierta influencia judaica, conteniendo sus reglas de organización y principios.
Masones Antiguos vs. Masones Modernos
De hecho, como era de esperarse, las reacciones contrarias de los viejos Masones ortodoxos se hicieron sentir, en especial los de la ciudad de York, apoyados por los de Escocia, aunque el tratadista Henry Sadler, en su libro Hechos y ficciones masónicas (1887), afirma que sobre todo lo hicieron unos Hermanos divisionistas, inmigrantes irlandeses en Londres que, al ser recibidos con cierta hostilidad por las Logias inglesas, decidieron crear su propia institución.
Athelstan, rey de Inglaterra entrega la Constitución de York en 926 a la primera Logia de Canteros, designando como Gran Maestro a su hermano, el príncipe Edwin. |
En todo caso, los Hermanos opositores en 1751 fundaron la «Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra», cuestionando que la Gran Logia establecida en Londres había incluido reformas que la llevaron a separarse de los tradicionales linderos de la Masonería, mientras que ellos trabajaban de acuerdo con los antiguos reglamentos (Constitución de York) elaborados por el príncipe Edwin en el año 926. Por tal razón, se les denominó los «Antiguos», en oposición a la primera Gran Logia que, irónicamente, será apodada como la de los «Modernos».
Al igual que los «Modernos», la Gran Logia de los «Antiguos», también expidió su Constitución, compilada por su Gran Secretario Laurence Dermott, llamada Ahiman Rezon, nombre semítico que poco más o menos significa: Una ayuda a un Hermano.
Como consecuencia de todo esto, las pugnas entre ambas Potencias Masónicas se volvieron habituales, las cuales se mantuvieron durante 63 años, constituyéndose así la primera división de la Francmasonería. Con todo, en 1809, las dos Grandes Logias rivales emprendieron conversaciones a través de sus respectivos Grandes Maestros, los duques de Sussex y de Kent, hijos del rey Jorge III para llegar a un acuerdo de unión equitativo que se produjo el 27 de diciembre de 1813. De este modo, al nuevo organismo le dieron por nombre «Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados» y es la que hoy por hoy subsiste, designando al duque de Sussex y presidente de la Royal Society, Augusto Federico como su primer Gran Maestro.
Es importante señalar que ese mismo año sale una nueva edición de “las Constituciones” de índole teísta que afirma la existencia de un Dios, personal, inteligente y libre, que ha creado, conserva y gobierna el universo.
Al unificarse las dos tendencias Masónicas en conflicto, acordaron además crear una «Logia de Reconciliación» que durante dos años recibiera propuestas de ceremoniales y modelos de todas las Logias. Por consiguiente, en 1815 esta Logia presentó su propuesta final de liturgias y esquemas completamente laicos. Desde entonces la «Gran Logia Unida de Inglaterra de Masones Antiguos, Libres y Aceptados» se autonombró como autoridad rectora de la Masonería a nivel mundial y “es ella quien debe reconocer la legalidad o no de las demás Grandes Logias del mundo” ¿Cómo les parece?
En síntesis, podemos concluir que todos estos procesos históricos, con sus peculiares características en cada región y época han influido notablemente en diversas manifestaciones sociopolíticas que han generado cambios en las estructuras de nuestra sociedad, que hasta el día hoy han persistido y siguen evolucionando.
Referencias Bibliográficas
1. Abrines, Frau Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA Masonería. Tomo II. Editorial del Valle de México. México. Octubre 16 de 1981.
2. Beck, Ralph T. LA MASONERÍA Y OTRAS SOCIEDADES SECRETAS. Editorial Planeta. Primera edición. Bogotá. Agosto de 2004.
3. El Nuevo Diario.com.ni. RECONOCE TUS ERRORES PARA SER FELIZ. Baca, Sayali. En Internet. http://www.elnuevodiario.com.ni/suplemento/misteriosyenigmas/592-reconoce-tus-errores-feliz.
4. Freinet, Guillaume. MASONES Y ROSCRUCES. Editorial Andrómeda. Primera edición. Buenos Aires, Argentina. Septiembre de 2006.
5. Mackey, Gallatín Albert. ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo IV. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981.
6. Naudon, Paul. LOS ORÍGENES DE LA FRANCMASONERÍA. Editorial Dervy. París. 1992.
7. Ridley, Jasper. LOS MASONES. Ediciones B. Argentina, S. A. Segunda edición. Buenos Aires, Argentina. Junio de 2002.
8. Young, John K y Karg Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Editorial Panamericana. Primera reimpresión. Bogotá D. C., Colombia. Abril de 2013.
(1) El Nuevo Diario.com.ni. RECONOCE TUS ERRORES PARA SER FELIZ. Baca, Sayali. En Internet. http://www.elnuevodiario.com.ni/suplemento/misteriosyenigmas/592-reconoce-tus-errores-feliz.
(2) Young, John K. y Karg, Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Primera edición. Editorial Panamericana. Abril de 2013. Bogotá, D. C., Colombia. Pp. 26-27.
(3) Naudon, Paul. LOS ORÍGENES DE LA FRANCMASONERÍA. Editorial Dervy. París. 1992, P. 271.
(4) El solsticio de invierno corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Dependiendo de la correspondencia con el calendario, el evento del solsticio de invierno tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre todos los años en el hemisferio norte, y entre el 20 y el 23 de junio en el hemisferio sur.
(1) El Nuevo Diario.com.ni. RECONOCE TUS ERRORES PARA SER FELIZ. Baca, Sayali. En Internet. http://www.elnuevodiario.com.ni/suplemento/misteriosyenigmas/592-reconoce-tus-errores-feliz.
(2) Young, John K. y Karg, Barb. EL GRAN LIBRO DE LA MASONERÍA. Primera edición. Editorial Panamericana. Abril de 2013. Bogotá, D. C., Colombia. Pp. 26-27.
(3) Naudon, Paul. LOS ORÍGENES DE LA FRANCMASONERÍA. Editorial Dervy. París. 1992, P. 271.
(4) El solsticio de invierno corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Dependiendo de la correspondencia con el calendario, el evento del solsticio de invierno tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre todos los años en el hemisferio norte, y entre el 20 y el 23 de junio en el hemisferio sur.
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