Dr. Eusebio De la Hoz Pérez |
(SESQUICENTENARIO)
MAYO 9 DE 1867 - MAYO 9 DE 2017
MAYO 9 DE 1867 - MAYO 9 DE 2017
Eusebio de la Hoz, natural y vecino de esta ciudad, casado y a la edad de 34 años, convocó personalmente algunos de sus amigos barranquilleros para concurrir a una reunión, y, excitándolos para que esta tuviera lugar en la casa habitación del Sr. Don Eufrasio Sánchez. Concurrieron los invitados al lugar designado, componiendo dicho grupo los caballeros: Don Rodolfo Macías S., Don enrique S. Pilgrán, Don Eufrabio Sánchez, Don Nicanor Hamburger, Don Agustino Altamar, Don Manuel Flórez, Don Gabriel Viloria, Don Julián Bernhardt y Don Jorge Altamar. Resolvieron organizarse en Junta Preparatoria que se constituyó con los nueve miembros citados, se procedió a hacer la elección para designación de presidente y secretario provisionales, y salieron elegidos los Sres. Rodolfo Macías y enrique S. Pilgrán, Presidente y Secretario respectivamente. El Presidente expuso que la Junta acordada debía dar todo el carácter de seriedad a la excitación del amigo De la Hoz, porque iba a tratar de un asunto de trascendental importancia en beneficio de Barranquilla, por el bien material de ella y con fines benéficos para sus habitantes.
Enseguida el Sr. Eusebio de la Hoz pasó a formar parte de la Junta y pidió la palabra para manifestar diciendo: “Señores: principio por manifestar a todos mis amigos aquí presentes, profundo agradecimiento al haberme honrado, correspondiendo a mi invitación; a mi amigo Don Eufrasio Sánchez mi expresión de gratitud por su espontaneidad al ofrecer su casa donde nos encontramos. Vengo a comunicar a ustedes todos mi pensamiento, mi proyecto y el objetivo que impulsa mi idea –para que ella, después de comunicada a Uds. y de meditado estudio, si merece aprobación– entremos todos lleno a dar empuje al trabajo para desarrollar un plan certero y encauzarlo con toda formalidad hasta llegar al campo legal para realizar una obra que ha de ser admirada y alabada por la presente y las futuras generaciones, y que quede apoyada por la constitución y las leyes. Es obra que al emprenderla nosotros, tengo persuasión será acatada y alentada por todas las capas sociales de esta tierra para realizarla con esplender –y por lo mismo se me imagina que desde su principio, muchos serán los que se acerquen a nosotros para prestar su contingente pecuniario– pero, sobre extraña espontaneidad que nos ofrezcan, tendremos que estudiar la forma para aceptarla nosotros, para de cualquier modo quedar desligado de las exigencias y de deberes que nos quieran imponer por los donantes o por enemigos gratuitos que quieran oficiosamente perjudicarnos, por lo cual debemos prepáranos para prevenir las dificultades, para que en el futuro nuestros sucesores, si algo ocurre, puedan contrarrestar ataques o amenazas de ambiciosos y para ello tendremos que adelantarnos a apoyar el propósito de esa obra a las leyes vigentes. La obra de que quiero ocuparme es la construcción de un cementerio amplio, suficiente, de exclusiva propiedad de esta corporación correctamente iniciada –y que para sus trabajos desde hoy nos prepararemos para formar una institución de Beneficencia y que nuestra corporación sea conocida con el nombre de “SOCIEDAD HERMANOS DE LA CARIDAD” para que seamos definitivamente los que aquí nos hemos reunido promotores y fundadores de la más noble institución de Caridad y Beneficencia iniciada que haya sido la obra del Cementerio y en ejecución sus trabajos, resolvemos la creación de un Templo en el barrio abajo para que perpetúe por nuestra iniciativa y con el nombre de IGLESIA DEL ROSARIO y al mismo tiempo propender al establecimiento de un HOSPITAL DE CARIDAD, obras todas, que deben ser iniciadas por esta Corporación fundada en esta fecha. Si aceptáis mi propuesta, nada más natural que nuestra institución se base en la fraternidad universal para afianzar el espíritu de nuestra idea. Así perpetuaremos la memoria de esta fecha y esta simiente que desde hoy fertilice, fortalecerá en el porvenir iluminada por el claro horizonte de la democracia. Si correspondéis a este laudable fin, principiemos por traer a nuestro seno hombres de buena conducta de todas las religiones, sectas, nacionalidades y filiación política, siguiendo el ejemplo de las Doctrinas de Cristo como hombre filósofo y reformador: “todos los hombres somos hermanos” pues la Caridad no consiste en ser pródigo, más allá en ser útil. Laboremos y consultemos para principiar como es natural, por la solicitud del terreno más adecuado para edificar un cementerio para dar sepultura a los miembros que mueran de esta hermandad y para muestro semejantes, sin distinción de raza, de religión, de procedencia y por cualquiera causa de muerte.” Las ideas emitida por el Sr Eusebio de la Hoz, despertaron en la Junta gran simpatía y entusiasmo por el proyecto propuesto. El Presidente excitó a que presentaran por escrito las ideas expresadas y manifestó que podía asegurar que como él, los demás invitados a aquella reunión estaban acordes en todo lo que ha iniciado y que, Dios mediante, se llevaría a la realidad de los hechos.
(Copiado del álbum para recortes de la familia de Eusebio de la Hoz).
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El contenido de esta acta fue tomado de la obra HISTORIA DE LA SOCIEDAD HERMANOS DE LA CARIDAD. Marthe Zapata, Leonello. Editorial Multiletras Ltda. Primera edición. Julio de 1996. Colombia. Pp. 41 – 43.
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