domingo, 3 de enero de 2021

La otra historia de Barranquilla


 

Por: Mario Morales Charris, 33º
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia
Sob.·. Gr.·. Comend.·. del Sup.·. Cons.·. Neogranadino
R.·. E.·. A.·. A.·.


El presente ensayo lo escribimos en marzo de 2001 y fue publicado en la revista «El Misionero» No. 36 del mismo año. Con todo se mantiene vigente. Pues, no lo tenía en mis archivos y el Querido Hermano Álvaro Díaz Romero me colaboró para su recuperación. Por considerarlo de gran importancia, desde el punto de vista histórico, lo compartimos con el público en general.

Al cumplir Barranquilla el próximo 7 de abril de 2001 el aniversario 188° de haber sido erigida en villa, como homenaje a esta bella ciudad, nos proponemos reflexionar brevemente sobre su verdadera historia.

Si comparamos a Barranquilla con Santa Marta y Cartagena, podemos afirmar que es una ciudad relativamente joven y su historia resulta interesante. Igualmente, su origen es humilde, sin mayor ascendencia se fue abriendo paso hasta erigirse en la pujante metrópolis que hoy conocemos. Su nacimiento fue sin la ayuda de conquistadores foráneos, sin el estruendo clamoroso de los cañones. Ni tampoco fue el resultado de encarnizadas luchas motivadas por la codicia aurífera de los ibéricos.

A pesar de ser cierto, que sus episodios centrales de los hechos históricos no han sido heroicos, ni han quedado consignados en nuestra historia patria, sí tienen ellos un atractivo especial que merecen ser conocidos y estudiados.

Dos aspectos fundamentales influyeron grandemente en el rápido crecimiento de nuestra ciudad, su ubicación sobre el río Grande de la Magdalena, la hegemonía del transporte fluvial y su doble condición de puerto marítimo y fluvial, la llevaron, además, a convertirse en una de las principales ciudades de Colombia.

Hasta el momento no hay una fecha exacta sobre la fundación de Barranquilla por no existir documentos que lo comprueben. Todo lo que nuestros historiadores han consignado en sus narraciones, muy valiosas entre otras cosas, lo han fundamentado en hipótesis que hoy nos hacen reflexionar por el hallazgo de algunos entierros de nuestros aborígenes dentro del perímetro urbano de la ciudad que explicaremos más adelante.

Por lo general, cuando un poblado de cierta prestancia –hablemos hoy de ciudad– es instituido en una fecha específica, así ésta no aparezca escrita en documentos que lo comprueben, se conoce a través de la vía oral contando los años de la fundación como lo hacían los antiguos romanos en su época. Por eso ellos decían: ab urbe condita, que traduce, desde la fundación de la ciudad.

Es verdad que el general Juan José Nieto sin más razones, nos dio el año de 1629 como el de la fundación de Barranquilla en su obra Geografía Histórica, Estadística y Local de la Provincia de Cartagena, descrita por cantones, editada en 1839, convirtiéndose así en la primera obra que da a conocer la fundación de esta ciudad.

Otros autores sin fijar fecha, pretendían señalar los orígenes de la ciudad como más de cincuenta años antes de 1629, con base a documentos de vecinos del año de 1774, en que se pedía la creación de la parroquia atendiendo a la circunstancia, afirmaban aquellos, «que hacía más de doscientos años que Barranquilla servía al comercio y al tráfico por el río». De ser así, más de dos siglos antes de 1774, muy probablemente don Pedro de Heredia hubiera descubierto este poblado en 1533, porque dio con poblaciones tan cercanas como Cornupacuá, Malambo y Galapa.

De otra parte, según noticias del padre Felipe Salvador Gilij, quien hablaba por referencia en torno a1 año 1743, Barranquilla tenía «más de mil almas». Si en esa fecha la aldea apenas tenía más de mil almas, ¿cuánto se presume que fuera su censo 114 años antes, coincidiendo con la presunta fecha de fundación de 1629?

Muchos tratadistas acogen la narración del ilustre historiador cartagenero, Domingo Malabet –nacido1 22 de diciembre de 1850 y fallecido en la «Arenosa» e1 18 de diciembre de 1903–, donde manifiesta que: «los orígenes de Barranquilla se encuentran en la trashumación ganadera procedente de Galapa». Si aceptamos la dudosa teoría que atribuye el nacimiento del poblado a la sed del ganado, tendríamos que buscar otra causa distinta al comercio para entender su auge vertiginoso, ya que, si la ciudad hubiera tenido como única ocasión la dedicación a la ganadería, su crecimiento no habría sido distinto al de las ciudades costeñas de Montería o Sincelejo, dada la concentración del ingreso en la actividad ganadera. Entre otras cosas, pudo que fueran muchas las ocurrencias de la trashumación ganadera, como es también de buena lógica pensar que por la misma razón la ganadería prosperaba por estas regiones igual que en las zonas de Galapa.

Para no continuar cometiendo los mismos errores de los primeros historiadores que se atrevieron a narrar la fundación de esta ciudad, hemos considerado como hipótesis central la siguiente:

«Lo que es hoy Barranquilla y sus alrededores, fueron inicialmente poblados indígenas». La anterior hipótesis la sustentamos con los siguientes elementos de juicio:

1. Los primitivos pobladores de estas zonas son descendientes de dos grandes familias lingüísticas americanas, los Arawak y los Carib.

Los Arawak eran sedentarios, por ello vivían de la agricultura y por la dimensión de las lenguas y dialectos que la integraron, forman la familia lingüística más importante de América del Sur. Se extendían desde Cuba y las Bahamas, tal vez de la Florida hasta el Gran Chaco y fuentes del Xingú, posiblemente hasta el Uruguay; de las bocas del Amazonas iban hasta el pie de las vertientes andinas. Los Carib cayeron sobre ellos, los despojaron de sus tierras, subyugaron a los hombres y en ocasiones les arrebataron las mujeres.

2. La mezcla de estas dos familias, dio como resultado una tribu denominada Mokaná, establecida principalmente entre el Canal del Dique, el río Magdalena y el mar Caribe.

Los Mokaná vivían en constante guerra, y una de las rivalidades más conocidas fue la que existió entre los indígenas del Valle de Santiago y los de Cipacuá.

Es importante señalar que el departamento del Atlántico bordea 72 km. de costa, ancha y baja hacia el oriente; delgada, dura y escarpada hacia el occidente hasta abrirse de nuevo en un valle en la región de Galerazamba. Este valle lo descubrió don Pedro de Heredia en 1533 y lo llamó «Valle de Santiago». También es de gran valor indicar que «Cipacuá» fue un poblado indígena que quedó antes de llegar al municipio de Tubará, más o menos en el lugar denominado «Cuatro Bocas», saqueado por Pedro de Heredia, donde se llevó un ídolo de oro macizo que pesó cinco arrobas y media.

3. De acuerdo al lugar que ocuparon los Mokaná, éstos se dividieron en varios grupos: Amanzaguapo, Tocama, Zamba, Mahate, Turipaná, Guapates, Oca, Tubará, Paluato, Galapa, Baranoa, Usiacurí, Piojó, Malambo, Luruaco, Cipacuá, y Cornupacuá. Éste último tuvo su asentamiento antes de llegar a Juan Mina y Juaruco. Fue la población indígena más cercana a lo que es hoy Barranquilla, donde Pedro de Heredia cargó con ocho patos de oro, evaluados en unos cuarenta mil ducados en esa época.

4. Según algunos cronistas e historiadores, el sitio de Barranquilla no fue ocupado por aborígenes, porque para eso hubiera sido descubierto por el portugués Jerónimo de Melo en 1529 cuando entró por el río Magdalena por orden del Gobernador de Santa Marta, don Pedro García de Lerma. Pero, otros investigadores nos dicen que tan pronto Melo pasó las Bocas de Ceniza, la nube de flechas no dejaban de caerles a su embarcación, por lo que tuvo que protegerla con lienzos para no zozobrar y así llegar a Malambo. Igualmente, esos cronistas señalan que don Pedro de Heredia pudo haberla descubierto en 1533 cuando se devolvió de Cornupacuá, o mucho antes, el 1° de abril de 1501 cuando el sevillano don Rodrigo Galván de Bastidas descubrió la desembocadura del río Magdalena. Sin embargo, todas estas hipótesis quedaron sin piso o fueron negadas con el hallazgo de momias en tinajas de barro enterradas en posibles cementerios de indígenas en el barrio «Abajo», en los alrededores de la fábrica de condimentos Sasoned –vía 40 con la carrera 52–, cuando esta avenida fue ampliada en la década de los ochenta del siglo próximo pasado para empalmarla con la calle 30. Y de acuerdo al concepto del antropólogo, doctor Aquiles Escalante, era la forma como los Mokaná daban sepultura a sus deudos.

Otro caso, en el que fuimos testigo presencial, sucedió en 1995 cuando hacían excavaciones en la calle 76A con carrera 71 –barrio «La Concepción», atrás de almacenes Vivero para niños– para colocar los cables de energía eléctrica de alta tensión, un obrero encontró en la zanja de aproximadamente un metro de ancho, varias tinajas de barro con osamentas. Lo cual nos indica que allí, en ese sitio, existió un cementerio indígena.

Con relación a este tema, el insigne geógrafo e historiador José Agustín Blanco Barros nos señala, en el tomo I sobre «Barranquilla», de los hallazgos arqueológicos (urnas cinerarias) realizados por el ingeniero Antonio Luís Armenta en el barrio «Abajo», entre las carreras 45 a la 53 y calles 37 a la 43. Asimismo, en un informe geológico, dado a conocer en 1942 por Edward Raymond con el fin de explotar piedras calizas para la producción de cemento, en lo que es hoy el barrio Villa Santos, en uno de los planos delimitó más de 8.000 metros cuadrados al que llamó parcela cementerio. Demarcación que nos lleva a pensar que se trataba de un asentamiento aborigen, y no de un cementerio moderno, dice Blanco Barros. También nos comenta que se han hallados restos arqueológicos aborígenes en la zona comprendida entre las calles 82 a la 85 y carreras 40 a la 43, límites de los barrios Ciudad Jardín, Bello Horizonte y Los Alpes. Advierte, además, José Agustín Blanco que en la carrera 43 con calle 73, en los predios de una fábrica de botones de propiedad de los hermanos Dacarett, ubicada en lo que es hoy Supertienda Olímpica, ellos al hacer excavaciones entre 1960 y 1965, encontraron ollas de barro de diferentes tamaños. Similarmente se han hecho hallazgos en el área del Contry Club. Todos los materiales encontrados en los lugares citados, representan poblamiento de naturales con determinada diferencia de tiempo ya desaparecidos cuando llega Pedro de Heredia en 1533. En esencia, nos indica que eran poblados nativos de pequeña magnitud demográfica y que lamentablemente sus nombres no han sido conservados para la historia de la «Puerta de Oro de Colombia».

Así queda demostrado que Barranquilla fue habitada inicialmente por indios. Es posible que por el acoso inmisericordioso dado por los conquistadores, debieron abandonar el lugar, ya que la mayoría de los indígenas recibió con estupor la «Conquista» y casi siempre huían temerosos ante la presencia de los caballos y sus jinetes barbudos que los perseguían para despojarlos de sus bienes, o lo otro es que le dieron poca importancia. En todo caso surgen algunos: interrogantes: ¿Por qué don Pedro de Heredia en 1533 cuando llegó a Oca, tuvo que desviar a Tubará, si su ruta inicial era bordeando el Valle de Santiago? ¿Por qué no siguió derecho que era lo más correcto? O cuando de Tubará pasó a Cornupacuá, ¿por qué no siguió derecho? y hubiese entrado a nuestra ciudad por lo que es hoy la carrera 38 si ya estaba prácticamente cerca, ¿por qué tuvo que devolverse a Tubará si estaba más lejos, para luego seguir a Galapa y Malambo? Debió ser que el poblado de Barranquilla y sus alrededores no tenían la significación que tenía Tubará o Malambo o Galapa.

De otra parte y por principio natural, los animales tienen la tendencia de establecer sus hogares cerca de los cuerpos de agua –lagunas, ríos, arroyos, etc.– por ser el agua una necesidad básica y fuente de la vida. Luego, no entendemos cómo nuestros indígenas no iban a erigir sus viviendas o chozas a orillas de ese gran río o de los caños naturales de la calle 30 y vía 40. Así pues, estos interrogantes y muchos más nos sirven para reflexionar y estudiar más profundamente la historia de nuestra ciudad que apenas comienza. Por eso, los orígenes de Barranquilla no los podemos separar de la historia de la Conquista de nuestra Costa Caribe. Los sucesos relacionados con el pase por las bocas del río y las fundaciones de las ciudades de Santa Marta y Cartagena, tuvieron mucha influencia en la formación del primitivo poblado.

De lo anterior podemos deducir que toda esta vasta región a orillas del Magdalena era asiento de indígenas. Si bien con densidad y ubicación en Galapa, Malambo y Tubará, y dispersa en lo que más tarde fue Barranquilla. Ahora, si el núcleo humano fue de lenta formación, descartada queda toda fecha exacta de fundación, ni debió haber principio de organización civil hacia 1629 como asidero explicativo a la fecha dada por el general Nieto, ya que en 1774 se pedía la creación de la parroquia y cuando Soledad ya había sido erigida en 1743, o sea 31 años antes, y pese a su fundación en 1640, con posterioridad de once años sobre aquel supuesto año inicial de Barranquilla.

En todo caso, el comienzo de este poblado como concentración incipiente de habitantes, debió operarse en las tres primeras décadas del siglo XVII sin plan alguno, en oposición a lo ocurrido en la mayoría de los poblados hispanoamericanos, y fue creciendo caprichosamente a medida que recibió pescadores, pequeños cultivadores agrícolas y gentes dedicadas al pastoreo.

Si bien la primera vocación barranquillera fue la ganadería, pronto comenzó a utilizarse su posición geográfica para el tráfico comercial hasta Santa Marta y Cartagena, el interior y el exterior del país. En efecto, su posición estratégica le implicó que nada le era más fácil a Barranquilla que dedicarse a la actividad comercial; esto queda de presente al revisar las estadísticas relacionadas con esta actividad.

Con el correr del tiempo el nuevo poblado se convirtió en una parada muy útil en la vía de Cartagena a Santa Marta, aunque la comunicación entre las dos ciudades se hacía principalmente por el mar. A medida que el comercio con el interior se incrementaba, la vía de Santa Marta al Magdalena se desplazó hacia la zona pantanoso de Ciénaga y se fue confirmando la vocación de Barranquilla como puerto fluvial.

A pesar de su proximidad al mar, la nueva ciudad estaba mucho más protegida de los ataques piratas que Cartagena o Santa Marta, ya que el acceso a ella desde el Caribe estaba obstaculizado por las dificultades que Bocas de Ceniza presentaba para la navegación.

DESARROLLO DE LA CIUDAD

Durante muchos años la aldea fundada en las Barrancas de San Nicolás permanece muy aislada. En 1772 fue elevada a la categoría de corregimiento. El título de villa lo obtuvo por merecimiento patriótico el 7 de abril de 1813 y el de ciudad fue concedido por su organización territorial el 7 de octubre de 1857.

La comunicación de Santa Marta a Barranquilla se realizaba por el caño del Clarín. Cartagena se comunicaba con el puerto fluvial por el Canal del Dique. Como el comercio no se verificaba por Bocas de Ceniza, la ciudad estaba marginada de esta actividad. Pero alrededor de 1820 se transforma en una de las regiones más valiosas de la provincia de Cartagena. Con la introducción de la navegación a vapor el comercio por el río se incrementa notablemente. Primero el sitio de Sabanilla con el ferrocarril, posteriormente Puerto Colombia, unen a la ciudad con el mar por carretera en forma más rápida. Para 1841, ya Sabanilla cuenta con aduana y el 30 de marzo de 1876 es trasladada a Barranquilla. Este hecho repercute enormemente en el desarrollo y el impulso del puerto en ese momento histórico.

La ciudad se convierte en la «Puerta de Oro de Colombia» con la apertura de Bocas de Ceniza y la construcción del terminal en 1936. En los años treinta y cuarenta del siglo pasado, experimenta un crecimiento vertiginoso con fábricas y toda clase de construcciones que suele tener una verdadera urbe, convirtiéndose de esta manera en la segunda ciudad de Colombia. Lamentablemente ha quedado relegada a un cuarto lugar por culpa de la vieja dirigencia política que ha hecho mella en su desarrollo.

Intereses, algunas veces politiqueros, otras veces de tipo personal y otras por falta de una buena planeación, Barranquilla no continuó ese paso gigantesco que se le vio a finales del siglo XVIII y a principios del XIX. Por ejemplo, el desarrollo urbanístico debió ser hacia el suroriente, o sea sobre la orilla del río que era su crecimiento natural como las grandes ciudades del mundo, y no hacia el norte y noroccidente, opuestamente al curso del río. Curiosamente las ciudades más importantes del universo se encuentran a orillas, o en desembocaduras o cruzadas por ríos. V. gr., Asunción, capital de Paraguay a orillas del río Paraguay; Ankara, capital de Turquía, sobre la bifurcación del río Ankara Suya; Bagdad, capital de Iraq, a orillas del Tigris; Bangkok, capital de Tailandia, en la desembocadura del Menam; Belgrado, capital de Yugoslavia, en la confluencia del Danubio y el Sava; Berlín, capital designada de Alemania, a orillas del Spree; Berna, capital de Suiza, a orillas del Aar; Bratislava, capital de Eslovaquia, a orillas del Danubio; Bruselas, capital de Bélgica, a orillas del Senne; Bucarest, capital de Rumania, a orillas del Dambovita; Budapest, capital de Hungría, a orillas del Danubio; Buenos Aires, capital de Argentina, en la orilla derecha del río La Plata; Damasco, capital de Siria, a orillas del Barada; Delhi, capital de la India, en la orilla derecha del Yamuna; Dublin, capital de Irlanda, junto a la desembocadura del Liffey; Edimburgo, capital de Escocia, a orillas del Firth of Forth, cerca de su desembocadura en el mar del Norte; El Cairo, capital de Egipto, en la orilla derecha del Nilo; Erivan, capital de Armenia, a orillas del Araxes; Esparta, ciudad famosa de la antigua Grecia, a orillas del Eurotas; Filadelfia, capital del Estado de Pensilvania, a orillas del Delaware; Kansas, capital del Estado de Misuri, a orillas del Misuri; Kiev, capital de Ucrania, atravesada por el Dniéper; Libreville, capital de Gabón, en la orilla norte del estuario del Gabón; Lima, capital del Perú, a orillas del Rimac; Lisboa, capital de Portugal, en el estuario del Tajo; Londres, capital del Reino Unido de Gran Bretaña, a orillas del Támesis; Los Ángeles, capital del Estado de California, a orillas de Los Ángeles; Madrid, capital de España, a orillas del Manzanares; Minneapolis, capital del Estado de Minnesota, a orillas del Misisipi; Montevideo, capital de Uruguay, a la entrada del río La Plata; Moscú, capital de Rusia, a orillas del Moscova; Nueva Orleans, capital del Estado de Luisiana, a orillas del Misisipi; Nueva York, capital del Estado de Nueva York, en la desembocadura del río Hudson; Ottawa, capital de Canadá, a orillas del Ottawa; París, capital de Francia, a orillas del Sena; Praga, capital de la República Checa, a orillas del Moldava; Riga, capital de Letonia, junto a la desembocadura del Duina Occidental; Roma, capital de Italia, a orillas del Tiber; Sofía, capital de Bulgaria, cerca del río Iskar; Tiflis, capital de Georgia, a orillas del Kura; Tokio, capital de Japón, en la desembocadura del Sumida Gava; Varsovia, capital de Polonia, a orillas del Vístula; Viena, capital de Austria, a orillas del Danubio; Vilna, capital de Lituania, junto al río Neris; Washington, capital de Estados Unidos de América, a orillas del Potomac; Yangón (antigua Rangún), capital de Myanmar (antigua Birmania), junto al río Rangún. Como podemos ver sólo hemos incluido en este listado algunas capitales; por cuestiones de espacio no citamos otras ciudades importantes porque sería no terminar. Y nos tomamos este trabajo para demostrar lo significativo que es para una ciudad o un poblado en general, encontrarse cerca o a orillas de un río. Por tanto, el ser humano como cualquier animal, por principio natural de supervivencia, busca la cercanía de los cuerpos de agua.

Es interesante señalar que las ciudades citadas anteriormente, no explotan solamente sus ríos comercialmente sino turística y deportivamente, cosa que no sucede con la nuestra por la desidia de sus dirigentes. Los caños que se comunican con el Yuma es para que se mantengan limpios, canalizados y sus riveras arborizadas, con el fin de que la empresa encargada del turismo coordine conjuntamente con las autoridades municipales la programación de paseos los fines de semana, dándole la oportunidad tanto a residentes como a visitantes de una nueva distracción y puedan apreciar mejor la majestuosa belleza natural que se arroja en las aguas del mar Caribe.

domingo, 15 de julio de 2018

Julio Höenigsberg Racedo


Julio Höneisgberg Racedo
Foto cortesía de su hija Lucy

Por: Mario Morales Charris, 33º

Ex Gran Maestro de la Muy Resp\ Gr\ Log\ del Norte de Colombia

Sob\ Gr\ Comend\ Sup\ Cons\ Neogranadino del R\ E\ A\ A\

 

BIOGRAFÍA

Su origen


Fue un hombre de letras y famoso historiador nacido en la ciudad de Barranquilla, Colombia el 19 de marzo de 1898. Hijo del hermano Masón Gabriel Höenigsberg Balcázar, capitán de los primeros barcos que surcaron el Río Grande de la Magdalena y de doña Luciana Racedo. Sus estudios de primaria los realizó en el Liceo Celedón de Santa Marta y los de secundaria en el Colegio Académico de Barranquilla. Contrajo matrimonio con la poetisa bolivarense Luisa Osorio Ángulo el día 12 de diciembre de 1928. De esta unión nacieron tres hijos: Gabriel Eduardo, ingeniero civil, residente en Barranquilla; Hugo Felipe, biólogo, magister en biología, doctorado en ciencias biológicas y doctorado en genética, gran científico (E\ O\ E\), participó en la clonación de la oveja Dolly en 1996. Tanto Gabriel como Hugo HH\ MM\, y Luciana Victoria (Lucy), licenciada en educación, gran admiradora de la Masonería, vive actualmente en Bogotá.

El abuelo paterno de Julio Höenigsberg Racedo, Julius Höenigsberg fue igualmente un H\ M\ alemán que se estableció en la ciudad de Barranquilla desde 1850. Este H\ en asocio con Martin Wessel, también de origen alemán, constituyeron la firma comercial HÖENIGSBERG & WESSEL que construyó el ferrocarril Barranquilla – Sabanilla.

En la Masonería


Julio Höenigsberg se inició en los augustos misterios de la Masonería a la edad de 22 años el 15 de octubre de 1920 en la Respetable Logia El Siglo XIX Nº 24 – 1, siendo Ven\ Maest\ Aníbal Palacios.

El I\ P\ H\ José Stevenson Collante, en su obra ‘Perfiles Masónicos’, lo describe como un H\ que no tuvo descanso en esta actividad espiritual, en donde ocupó todos los cargos, muy especialmente en la oratoria: sus planchas arquitectónicas y sus comentarios finales eran piezas ejemplares por su buen manejo idiomático y conceptual. Más adelante, en su obra, el H\ Stevenson dice: En su larga vida Masónica, por más de once lustros, fue un activo y ardoroso defensor de las libertades ciudadanas y de las sanas costumbres; combatió las desigualdades sociales, el fanatismo y el dogmatismo imperante... ...Su participación en las Tenidas fue siempre activa, oportuna, decorosa y edificante. Su expresión fue clara, su verbo ardoroso, su posición vertical, sus argumentos convincentes. Sin dobleces ni torceduras, exponía claramente sus opiniones. Sin egoísmo, daba a conocer el fruto laborioso de su trabajo intelectual, y empleó siempre el diálogo y la tolerancia como los instrumentos edificantes para comprender mejor los hechos y defender las causas con altivez valerosa. Esas características lo distinguieron de los demás hermanos, lo que le dio timbre a su personalidad.

Su apellido comprende cuatro generaciones de hermanos masones. Es parte de la historia industrial y comercial de la ciudad de Barranquilla. Fue cofundador de la revista ‘Mediodía’ de la Muy Respetable Gran Logia Nacional de Colombia. Siendo Venerable Maestro de su Logia Madre, la Siglo XIX No. 24 – 1, se destaca el hecho de haber logrado la Personería Jurídica Nº 20 del 12 de enero de 1946, la segunda en otorgarse a una Logia Masónica en Colombia, porque la primera le fue reconocida a la Respetable y Benemérita Logia Estrella del Sinú No. 57-2-8, fundada el 16 de Febrero de 1936 en el Oriente de Montería, mediante Resolución No. 96, dada el día 9 de Mayo de 1938 y firmada por el Presidente de la Republica de Colombia de entonces Dr. Alfonso López Pumarejo y por su ministro de Gobierno Dr. Alberto Lleras Camargo.

Sus obras


Entre sus obras más destacadas se encuentran las siguientes:

Año de publicación

 

Título de la obra

1940

Santander, el Clero y Benthan.

1944

Influencia Revolucionaria de la Masonería en Europa y América

1946

Síntesis Histórica de los Masones que han sido presidentes de Colombia.

1949

Perfil Político de Fernando VII.

1953

Las Fronteras de los Partidos Políticos en Colombia.

1959

La Prisión de Miranda y ante su pena de muerte.

1963

Cien años de historia Masónica de la Respetable Logia El Siglo XIX Nº 24 – 1.

1963

Historia del Canónigo y Francmasón Francisco Javier Guerra de Mier y Paniza.

1964

Chispazos de la Historia.

1965

Conjura de la Historia contra el sabio Don Andrés Bello

1969

Santander ante la Historia (tres tomos)*.

 

*Esta es su obra cumbre, traducida en más de diez idiomas, entre ellos el ruso. Además fue considerada por la Academia Nacional de Historia de Colombia como la primera biografía más completa del General Francisco de Paula Santander. Es importante señalar que la Sociedad Hermanos de la Caridad publicó una segunda edición en el 2006, de la cual a mi persona le correspondió hacer la presentación el 19 de abril de ese año.

Este prominente hermano se destacó también en el periodismo. En 1923 fue Director del periódico El Universal de Barranquilla. Columnista de otros diarios y semanarios locales. Asimismo, se desempeñó por muchos años como Director de la Biblioteca Departamental, Concejal de Barranquilla, Subdirector Departamental de Educación Pública, Tesorero General del Departamento del Atlántico, creador y profesor de la Cátedra Santanderista en el Colegio de Barranquilla para Varones, del cual tuve el gran honor de ser su alumno en esta asignatura en 1966. Su presencia y sabiduría inspiraba gran respeto. Recuerdo aquel pedagogo insigne de carácter fuerte, con un gran dominio del tema sobre Francisco de Paula Santander y cuando hablaba sobre este dirigente de la independencia de Colombia, lo hacía con sapiencia y mucha seguridad. Nunca dejó su vestido blanco, con chaqueta y corbatín. Además, desconocía que ese docente tenía una magnifica hoja de vida como historiador infatigable e investigador y que era una autoridad en esta área no solo reconocida localmente, sino también nacional e internacionalmente. Después de tantos años, al iniciarme en la Masonería es que me entero sobre sus grandes virtudes, tanto es así que también fue profesor y conferencista de la Universidad del Atlántico, etc.

Distinciones


Clase de distinción

Lugar

Miembro del Centro de Historia de Barranquilla

Barranquilla

Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia

Venezuela

Miembro Correspondiente de la Sociedad de Geografía e Historia

Costa Rica

Miembro de la Sociedad Americana

México

Miembro de Honor del Instituto de Cultura Americana de Tolosa (La Plata)

Argentina

Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Santander

Bucaramanga

Miembro Correspondiente de la Academia de la Santa Cruz

Mompox

Miembro Correspondiente de la Academia del Norte de Santander

Cúcuta

Miembro Correspondiente de la Academia Boyacence de Historia

Tunja

Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Cartagena

Cartagena

Miembro Correspondiente de la Academia de la Historia del Cauca

Popayán

Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Envigado

Antioquia

Miembro de la Academia de Historia de Colombia

Bogotá



En 1972 en reconocimiento de sus méritos intelectuales y a su fecunda labor de historiador, la Universidad del Atlántico le confirió el título de Doctor Honoris Causa en Historia.

Mediante decreto 01 del 1 de enero del 2000 (e\ v\), la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia, lo declaró entre los Masones colombianos ilustres del siglo XX(1). El Q\ H\ Julio Hoenigsberg pasó al Oriente Eterno el 4 de febrero de 1977, terminando así una vida llena de virtudes y realizaciones, pero también frustró a los barranquilleros que estaban esperando su última obra ‘Barranquilla en la Independencia’, que tanta falta hace todavía.

 ...¡Buen ejemplo para imitar de un gran Masón en su breve paso por la tierra...!
_____________________
1) Revista Plancha Masónica No. 1. Gran Logia del Norte de Colombia. Enero de 2000. Pp. 8 – 9.

sábado, 7 de julio de 2018

Presentación de la obra «Santander ante la Historia», Segunda edición


Por: Mario Morales Charris, 33º

Ex Gran Maestro de la Muy Resp\ Gr\ Log\del Norte de Colombia
Sob\ Gr\ Comend\ Sup\ Cons\ Neogranadino del R\ E\ A\ A\

Para la celebración de la IV Semana Cultural de la Biblioteca Pública Julio Hönigsberg, el Comité Cultural, que estaba bajo mi coordinación, tenía todo preparado para iniciar el domingo 19 de marzo de 2006 la presentación de la segunda edición de la obra «Santander ante la Historia», una de las obras más importante escrita por el hermano masón Julio Höenigsberg Racedo.

El jueves 16 del citado mes, muy temprano en la mañana, recibo una llamada del Dr. Leonello Marthe Zapata, manifestándome que el hermano Homero Mercado Cardona, quien iba a hacer la presentación de la segunda edición de los tres tomos editados por la Sociedad Hermanos de la Caridad, tenía quebrantos de salud. Por consiguiente yo había sido seleccionado para reemplazarlo porque no se podía aplazar el evento, teniendo en cuenta que: primero, ya las tarjetas de invitación se habían repartido; segundo, el 19 de marzo conmemoramos el cumpleaños de nacimiento número 108 del hermano Julio Hönigsberg y tercero, venían hermanos de Bogotá, Cali, Bucaramanga, Montería, Santa Marta, Riohacha, Valledupar Cartagena, etc. Pues, no tuve otra opción de aceptar el reto de reemplazar nada menos que al escritor y especialista en lingüística, profesor Homero Mercado Cardona, a quien siempre he admirado como investigador, docente, escritor y como persona de grandes virtudes. De esta manera, cuando llegó el día señalado para la presentación, las siguientes fueron mis palabras:

Por decisión del señor, Presidente de la Sociedad Hermanos de la Caridad y Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado del Grado 33 para Colombia, Dr. Leonello Marthe Zapata, fuimos escogido para presentar la extraordinaria obra «Santander ante la Historia» de la autoría de nuestro querido hermano Julio Hönigsberg Racedo. Hecho que agradecemos considerablemente, porque todos los miembros de nuestra Sociedad Hermanos de la Caridad y de la Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia lo pueden hacer igual o mejor que esta humilde persona. Sin embargo, hemos aceptado este reto, y para ello, veamos primero quien fue don Julio Höneigsberg.

Este ilustre hijo de la República de Colombia nació en Barranquilla el 19 de marzo de 1898. Hijo del hermano Masón don Gabriel Höenigsberg Balcazar, capitán de los primeros barcos que surcaron el Río Grande de la Magdalena y de doña Luciana Racedo. Su abuelo paterno, un alemán del mismo nombre y también hermano Masón que se estableció en la ciudad de Barranquilla desde 1850 y en asocio con Martín Wessel, construyó el ferrocarril de Panamá y más tarde el tramo del ferrocarril Barranquilla – Sabanilla, motor del desarrollo de la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX.

Don Julio Höenigsberg hizo sus estudios primarios en el Liceo Celedón de la ciudad de Santa Marta y los secundarios en el Colegio Académico de Barranquilla. Contrajo matrimonio el 12 de diciembre de 1928 con la poetisa doña Luisa Osorio Angulo, natural de San Juan de Nepomuceno, Bolívar. De esta unión le nacieron tres hijos: Gabriel Eduardo, ingeniero civil; Hugo Felipe, Biólogo, P. h. d. en genética, profesor de esta área de muchas universidades de América y Europa, participó en el proyecto de clonación de la oveja Dolly, y Luciana Victoria, educadora, casada con el hermano Masón Tom Curiel, piloto de aviación.

El doctor Julio Höenigsberg fue director del periódico El Universal de Barranquilla, además de columnista de otros diarios y semanarios locales. Fue director de la Biblioteca Departamental del Atlántico; Tesorero General del Departamento del Atlántico; Concejal de Barranquilla; colaborador de la Revista de la Contraloría Departamental; profesor del Colegio de Barranquilla para Varones, en la que instituyó la «Cátedra Santanderista», del cual tuve el gran honor de ser su alumno en esta asignatura en 1966. Le recuerdo, como si fuera hoy, como aquel docente con un dominio impecable en esa disciplina, era un apasionado y defensor de los ideales liberales de Francisco de Paula Santander, siempre tenía una respuesta inmediata o “a la mano” a cualquier pregunta adversa referente a los asuntos sobre Santander, se le notaba que era un investigador permanente sobre esta temática, como le llamamos ahora: “era un come libros”En 1972 en reconocimiento a sus méritos intelectuales y a su fecunda labor de historiador, la universidad del Atlántico, de la cual fue profesor, le confirió el titulo de doctor Honoris causa en Historia.

El historiador Julio Höenigsberg fue miembro de la Academia Colombiana de Historia, de la Sociedad Bolivariana de Colombia. Miembro correspondiente de Academias de historia de distintos países (Venezuela, Costa Rica, México y Argentina) y de Academias regionales de historia de nuestro país (Mompox, Cúcuta, Tunja, Cartagena, Popayán y Antioquia). Asimismo fue miembro de la Sociedad Bolivariana del Atlántico.

Igualmente el hermano Julio Höenigsberg fue un destacado Masón. Se inició en nuestros augustos misterios el 15 de octubre de 1920 a la edad de 22 años en la Respetable Logia «El Siglo XIX» No. 24 – 1. Conjuntamente con el hermano Pedro Donado Velilla fundó y redactó la Revista Masónica «Mediodía».

Es importante señalar que el doctor Julio Höenigsberg nació y creció entre los libros. Llegó a tener una voluminosa colección que después de su muerte fue donada a la Biblioteca Departamental del Atlántico. Allí una de las salas de lectura llevaba su nombre. Tiempo después estos libros y documentos fueron trasladados, unos a la Biblioteca Piloto del Caribe y otros al Archivo Histórico del Departamento del Atlántico en donde la mayoría de ellos son considerados «verdaderas joyas históricas» por lo que su préstamo al público se encuentra restringido. Hoy, en la biblioteca que lleva su nombre, también se encuentran unas «joyas históricas», donadas por su hijo, doctor Gabriel Höenigsberg.

Como hombre de letras y famoso historiador que fue el doctor Julio Höenigsberg, de su producción intelectual se conocen quince tratados de historia

1. Santander, el Clero y Bentham. Editorial A. B. C. Bogotá. 1940.

2. Influencia Revolucionaria de la Masonería en Europa y América. Editorial A. B. C. Bogotá. 1944.

3. Las fronteras de los Partidos Políticos en Colombia. Editorial A. B. C. Bogotá. 1945.

4. Síntesis histórica de los Masones que han sido Presidentes de Colombia. Opúsculo. 1946.

5. Perfil político de Fernando VII. Editorial A. B. C. Bogotá. 1949.

6. Historia de la Pena de Muerte en Colombia. Ensayo publicado en la Revista del Atlántico. 1958.

7. Bocetos biográficos del Doctor Florentino González. Ensayo publicado en la Revista del Atlántico. 1959.

8. La Prisión de Miranda. Ensayo publicado en la Revista del Atlántico. 1959.

9. Conjura de la historia contra el sabio Andrés Bello (Biografía).

10. Cien años de historia Masónica de la Respetable Logia «El Siglo XIX» No. 24 – 1. Imprenta Departamental. 1964.

11. Boletín Patriótico. Registro cronológico del conflicto colombo-peruano en 1932 e historia de nuestra relaciones diplomáticas con el Perú.

12. Santander ante la historia. Tomo I. Imprenta Departamental. 1964. Tomos II y III de Santander ante la historia. Imprenta Departamental. 1970.

13. Chispazos de historia. Tipografía Dovel. 1976.

14. Coraje y obediencia de un canónigo Francmasón (El canónigo Javier de Mier y Paniza). Tipografía Dovel. 1976. 

15. Barranquilla en la Independencia. Páginas olvidadas en la historia de Colombia.

Debemos resaltar que muchos eruditos y grandes personalidades de la historia de Colombia y Universal, han destacado el valor de las obras del doctor Julio Hönigsberg; entre otros se pronunciaron: el expresidente Eduardo Santos; el Mayor General Álvaro Valencia Tovar; el educador Agustín Nieto Caballero; el Decano de la Academia Nacional de Historia de Caracas, doctor Vicente Dávila, etc.

Su obra cumbre «Santander ante la Historia» (3 tomos) que hoy presentamos, ha sido traducida a más de diez idiomas, entre ellos el ruso. Inicialmente fue publicada en 1969 para conmemorar el sesquicentenario de la Batalla de Boyacá. Considerada por la Academia Nacional de Historia como una de las biografías más completas que se haya escrito sobre Francisco de Paula Santander, conceptuando además: “su documentación es tan irrebatible que destruye todo de cuanto se ha dicho contra Santander en el pasado y tenida como verdadera”. Por la importancia de este tratado y el contenido histórico de fuente primaria, la Sociedad Hermanos de la Caridad, de la cual fue miembro don Julio Höenigsberg, decidió reeditar los tres tomos para exaltar la memoria de este prominente y ejemplar ciudadano barranquillero.

Es de mucha valía destacar de un modo muy especial la decidida colaboración del hermano Masón, escritor y especialista en lingüística, profesor Homero Mercado Cardona, quien con gran entusiasmo dedicó pacientemente parte de su preciado tiempo como revisor y corrector de textos, con el único interés de sacar adelante esta reedición que hoy la Sociedad Hermanos de la Caridad pone en vuestras manos.

La obra consta de quince capítulos distribuidos así: el tomo primero, cuatro capítulos; el segundo tomo, seis capítulos y el tomo tercero, cinco capítulos. Del mismo modo contiene una extensa referencia bibliográfica de 169 consultas entre libros, boletines y documentos en general de fuente primaria, que entran a soportar los planteamientos y reflexiones consignadas en cada uno de los textos. Muchos de ellos no se encuentran en ningún otro libro de historia, los que vienen a convertirse a su vez en los grandes aportes históricos que hizo este valioso y virtuoso hermano, hoy en el oriente eterno.

En su espaciosa obra, nos enseña el doctor Julio Höenigsberg, que el General Santander tenía bien claro el efecto de la mentira, la envidia y la calumnia y que, según Cervantes es suficiente para «demoler estatuas de bronce». Por estos motivos se dedicó a publicar todos sus actos gubernamentales; por ejemplo, en 1820, en la imprenta Espinosa, publicó un documento de 22 páginas que llevaba por título «República de Colombia» donde «presenta al Gobierno de la República y a los pueblos del mundo civilizado, los motivos y razones que le obligaron a ordenar la ejecución de 38 oficiales españoles prisioneros de la campaña de 1819, verificada en la ciudad de Bogotá el 11 de octubre del mismo año». 

Posteriormente, en 1825, en que ya los partidos políticos habían aparecido en el congreso, y que algunos de sus miembros cuestionaban su administración, se publicó un folleto en su defensa, en la imprenta del Gobierno, intitulado La Justicia y la Amistad tributan este homenaje al mérito.

Luego de la rebelión de Páez en Valencia, Santander da a conocer en ese año de 1826, un opúsculo de 16 páginas editado en la misma imprenta de la República, con el título de Respuesta del General Páez a la carta confidencial que le dirige el Vicepresidente de la República en 12 de junio del presente año de 1826. «Como es obvio imaginar –señala don Julio Höenigsberg– echaba por tierra todo cuanto allí, acomodaticiamente, se exponía».

Como quiera que la disolución de la Gran Colombia marchaba a pasos agigantados, aún después del abrazo fraternal de Bolívar con Páez en Puerto Cabello, Santander en un ensayo de de 50 páginas que llevaba por rótulo Apelación al pueblo de Colombia y a los demás pueblos de América – Manifestación de la Conducta del General Francisco de Paula Santander, Vicepresidente de Colombia desde el primer sacudimiento político de Venezuela hasta el día, explica una vez más cuanto había sucedido.

Al fracasar la Convención de Ocaña e instituirse el gobierno dictatorial en agosto de 1828, trajo como consecuencia una gran inconformidad en este país. Por un lado se alzó en armas José Hilario López y José María Ovando. Tiempo después lo hizo José María Córdova, y a esto le sumamos la «Noche Septembrina». A Santander se le quiso, de todas maneras, hallar «conexión con los conspiradores para ajusticiarlo, que era el fin primordial del Juez Único, Urdaneta», indica el historiador Julio Höenigsberg.

Pasado tres años, en 1831, amigos de Santander publican un folleto de 50 páginas con el epígrafe: Proceso seguido al General Santander, por consecuencia del acontecimiento de la noche del 25 de septiembre de 1828 en Bogotá, fielmente copiado del original que existe en el archivo de la Comandancia General sobre la propia materia. Y «sólo en 1876 –señala Höenigsberg– por las memorias de O’Leary, fue cuando se supo por cartas de Urdaneta cuánta infamia se forjó para fusilar a Santander».

El doctor Julio Höenigsberg hace énfasis, que a pesar de la copiosa información, que Santander y amigos suyos llevaron a la publicidad en su debida oportunidad, no tuvo la difusión requerida; sólo podría decirse la conocieron los bogotanos. También afirma: «si hubiese tenido más vasta circulación, la historia santanderista no sería tan ignorada por lo más, como acontece».

El tratadista Julio Hoenigsberg también deja entrever su preocupación sobre la omisión de los documentos que hemos citado y muchos otros –con un gran valor histórico, los cuales podemos consultar en los apéndices de cada tomo– en la publicación extraordinaria y útil para la historiografía, como lo fue La colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador de Colombia y el Perú, de Montenegro Colón y Baralt y Díaz en 22 tomos, editados en Caracas entre 1826 y 1833, «bajo la experta y sabia dirección de patricios tan distinguidos como lo fueron los venezolanos Cristóbal Mendoza, Vicente Yañez y Antonio Leocadio de Guzmán, sin tener en cuenta el mismo título de la obra, y a pesar de tener cada tomo cerca de 800 páginas, le negaron cabida a dicha documentación. Excusas hubo como la de haber llegado tarde a su conocimiento». Comenta Höenigsberg y se pregunta: «¿cómo podía ser esto con seis años que transcurrieron desde la primera a la última?»

Pero hay algo que confirma aún más las reflexiones del historiador Julio Höenigsberg cuando se ignoran estos documentos que hacían parte de la vida pública del Libertador. Cincuenta años más tarde, entre 1875 y 1877, se editó en Caracas la obra: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador de Colombia, Perú y Bolivia en catorce extensos volúmenes, preparados por el presbítero y general de la Independencia José Félix Blanco y «allí se nota la misma falla», comenta el escritor Hönigsberg.

El doctor Julio Höenigsberg en su obra «Santander ante la Historia» como en las demás, deja plasmado –como lo califica el tratadista y escritor Masónico, doctor José Stevenson Collante en su obra «Perfiles Masónicos» – «su verbo ardoroso, su posición vertical, sus argumentos convincentes. Sin dobleces ni torceduras, exponía claramente sus opiniones; sin egoísmo daba a conocer el fruto laborioso de su trabajo intelectual».

Finalizamos esta exposición con un pensamiento de nuestro querido hermano escritor José Stevenson: «Como en el campo de las letras hay que mostrar a la sociedad y a los académicos nuestros propios valores, sin duda don Julio Höenigsberg traspasó la barrera de la inmortalidad. Siempre lo hemos considerado como un símbolo de su generación, de su ideología y de su formación Masónica».

El respetable doctor Julio Höenigsberg murió el 4 de febrero de 1977, terminando así una vida de virtudes y realizaciones.

¡Muchas gracias..!
¡Ha sido mi palabra..!

jueves, 5 de julio de 2018

Un hijo de Julio Höenigsberg dona libros pertenecientes a la biblioteca personal de su padre

Por: Mario Morales Charris, 33º

Ex Gran Maestro de la Muy Resp\ Gr\ Log\del Norte de Colombia
Sob\ Gr\ Comend\ Sup\ Cons\ Neogranadino del R\ E\ A\ A\

A raíz de la relevante idea que tuvimos de rendirle homenaje a nuestro prominente hermano Julio Höneigsberg Racedo para exaltar su memoria, pensamos que debíamos hacerlo a través de unos actos culturales. Fue así cómo se nos ocurrió efectuarlos a través de la biblioteca que lleva su nombre. De esta manera, la junta directiva de la Sociedad Hermanos de la Caridad nombró un comité cultural constituido por los hermanos Álvaro Díaz Romero, José Morales Manchego, Antonio Iginio Caro y mi persona como coordinador.

El comité cultural, después de muchas reuniones, preparó un proyecto para celebrar la «Semana Cultural de la Biblioteca»; pero, a mí se me ocurrió que esa semana debía ser en la fecha que contenga el cumpleaños de nacimiento del hermano Julio Höenigsberg (19 de marzo), lo cual fue aprobado por el comité y, desde luego por la junta directiva. Del mismo modo, el hermano Antonio Iginio Caro, famoso por sus obras de pintura y escultura, propuso que en esa semana se abriera una sección especial de exposición colectiva de artes visuales, a la que él llamó: «BIBLIOTECARTE».

Efectivamente, la primera «Semana Cultural de la Biblioteca» estuvo cargada de diferentes eventos, en distintos lugares de la ciudad de Barranquilla: Salón Cultural Eusebio De le Hoz Pérez, salones de lectura de la Biblioteca Julio Höneigsberg, Teatro de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, Teatro Amira De la Rosa y Cementerio Universal. Destacamos la nutrida asistencia del público en cada uno de los actos programados, en especial la presencia de sus hijos Gabriel Eduardo, ingeniero civil, quien estuvo con su esposa e hija, residentes en Barranquilla; y Luciana Victoria (Lucy), educadora, quien vino de Bogotá con su esposo, el hermano masón Tom Curiel, piloto pensionado de AVIANCA.

Desde entonces he venido tratando a Lucy, gran admiradora de la masonería, y me decía que le hubiese gustado iniciarse en nuestros augustos misterios. La describo como una mujer muy inteligente, locuaz como su padre, a quien tuve el honor de conocer porque fui su alumno en la cátedra santanderista del colegio de Barranquilla para Varones (CODEBA) en el año de 1966.

En esos días en que Lucy y su esposo Tom estuvieron en Barranquilla, los invité a mi casa para que conocieran a mi familia, pues nos sentíamos muy honrados con su presencia. Después los acompañé a la Biblioteca Departamental para visitar la «Sala de Lectura Julio Hoenigsberg», donde estaban los libros pertenecientes a la biblioteca personal de su padre y nos llevamos la sorpresa que ya esa sala no existía. Asombrada, ella expresó a uno de los oficinistas: ¡soy la hija de Julio Höenigsberg! y preguntó: ¿Qué se hicieron los libros de la biblioteca de mi padre? El empleado que nos atendía llamó a otro de mayor rango y éste le respondió a Lucy, que debido a la importancia de esos libros, fueron reubicados a la Biblioteca Piloto del Caribe y otros considerados de mayor valor histórico fueron trasladados al Archivo Histórico del Atlántico.

Lucy le expresó su agradecimiento al funcionario y nos dirigimos inmediatamente a la Biblioteca Piloto del Caribe y al Archivo Histórico del Atlántico. Allí estaban realmente todos los libros pertenecientes a la biblioteca personal de su padre.

En el Archivo Histórico del Atlántico, me encontré con un viejo amigo como director, el profesor Luis Alarcón Meneses. Luego de presentarle a Lucy y al preguntarle por los libros pertenecientes a la biblioteca personal de Julio Höenigsberg, nos respondió que esos libros por su antigüedad y por tener un alto contenido histórico, sus usos estaban restringidos al público, sólo los prestaban para proyectos de investigación debidamente comprobados.

Satisfecha Lucy de ver la gran significación y protección que se le había dado a la biblioteca personal de su padre, no dejaba de expresar que le hubiese gustado que esos libros estuvieren hoy al cuidado de la Sociedad Hermanos de la Caridad y bajo la custodia de la Biblioteca Pública Julio Höneigsberg, ya que algunos miembros de nuestro comité cultural, entre ellos mi persona, le señalábamos en días anteriores a la familia Höneigsberg, la conveniencia de poseer unos libros de la biblioteca personal de Julio Höenigsberg. Por consiguiente, su hermano Gabriel manifestó que él conservaba todavía unos en su casa y que los donaría con el mayor gusto a nuestra biblioteca.

Libros donados por el ingeniero Gabriel Höenigsberg Osorio

Evidentemente así sucedió, el ingeniero Gabriel Höenigsberg cumplió lo prometido. Ahora la pregunta era, ¿Dónde? o ¿en qué lugar de la biblioteca ponemos esos libros? Se me ocurrió que debía ser en un mueble especial para exhibirlos al público usuario de nuestra biblioteca. Seguidamente le manifesté mi inquietud al hermano gerente de la Sociedad Hermanos de la Caridad, hermano Alberto Donado Comas, quien inmediatamente me envió al ebanista Florentino Orozco, residenciado en Soledad e hizo la vitrina que hoy se encuentra empotrada en la sala de lectura y allí colocamos los deseados libros que formaron parte de las investigaciones realizadas por nuestro hermano escritor Julio Höneigsberg Racedo.

Pero el asunto no termina ahí. No saben ustedes la importancia de esas obras, particularmente para mi tenían mucho valor histórico, como efectivamente así lo es. Pensé que era necesario levantar un acta de donación y les emití mi opinión a los miembros del comité cultural, al igual que al presidente de la Sociedad Hermanos de la Caridad, hermano Leonello Marthe Zapata, y todos estuvieron de acuerdo. En efecto, el hermano secretario Segundo Santiago Consuegra preparó la siguiente acta:

«En la ciudad de Barranquilla a los tres (3) días del mes de abril de dos mil tres (2003), siendo las quince (15:00) horas, en presencia del doctor Leonello Marthe Zapata, presidente de la Sociedad Hermanos de la Caridad y del doctor Segundo Santiago Consuegra, secretario de la Sociedad Hermanos de la Caridad, el doctor Gabriel Höneigsberg Osorio, en un llamativo gesto de liberalidad, luego de haber considerado la labor desempeñada en el campo cultural por parte de la Sociedad Hermanos de la Caridad a través del establecimiento de una biblioteca pública que lleva el nombre de su padre, el egregio historiador, doctor Julio Höneigsberg Racedo, dadas sus calidades de historiador, escritor, investigador, docente, filántropo y gran Masón, hace entrega de las siguientes obras que pertenecieron a la biblioteca personal de su ilustre progenitor:

1

Correspondencia dirigida al general Santander..……….…

14 tomos

2

Cartas y mensajes del general Santander..………………..

9 tomos

3

Santander en el exilio.…………………………………….

1  tomo

4

Santander ejército de vanguardia libro de órdenes 1819.….

2 tomos

5

Bolívar y Santander, historia de una amistad.…………….

1  tomo

6

Los mártires de Cartagena de 1816.……………………….

1  tomo

7

Acuerdos del Consejo de Gobierno de la república de 

Colombia………………………………………………….


2 tomos

8

1840 muerte de Santander…………………………………

1  tomo

9

Centenario de la muerte del general Santander……………

1  tomo

 

Total:………………………………………………………

32 libros


Los cuales estarán exhibidos al público en un estante especial con características propias de un museo bibliográfico. Asimismo estas obras serán de uso restringido y su disponibilidad se regirá por las condiciones establecidas para los libros de reserva. Queda terminantemente prohibido que las obras supracitadas sean transferidas a otras bibliotecas en calidad de préstamo o de donación sin el consentimiento expreso de la Sociedad Hermanos de la Caridad. Para constancia del presente acto, firman por quienes en él han participado.


Fdo.


GABRIEL HÖNEIGSBERG OSORIO
C. C. No. 807.544 de Barranquilla


LEONELLO MARTHE ZAPATA   C. C. No. 820.054 de Barranquilla Presidente Sociedad Hermanos de la Caridad

 

 

 

SEGUNDO SANTIAGO CONSUEGRA C. C. No. 7’439.461 de Barranquilla Secretario Sociedad Hermanos de la Caridad»



Hoy, lo manifestamos con toda sinceridad, nos llena de mucha felicidad el hecho de conservar en nuestra biblioteca algunos libros que le sirvieron de consulta y estudio a nuestro sublime hermano, eminente escritor y gran Masón, Julio Höneigsberg Racedo.


..¡Ha sido mi palabra..!