jueves, 10 de enero de 2008

Masonería

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Por: Mario Morales Charris 33º
Ven.·. Maest.·. Resp.·. Log.·. Lealtad No. 7
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia
Pres.·. Gran Consejo de Cab.·. Kadosch «Lealtad Nº 3», Cám.·. 30°


Al explicar lo que es Masonería, debemos hacerlo bajo tres fundamentos según la época. Si hacemos referencia a la Masonería de la Edad Media, diríamos que fue una sociedad de oficio (constructores), que no eran simples operarios sino que cultivaban el arte de la construcción (Arte, Craft, palabra ritual Masónica) y su organización, tanto en materia administrativa como de autoridad, era jerárquica.

Si hablamos de la Masonería en la Edad Moderna se nos dificulta la definición, porque encontramos, a lo largo de su existencia, entre sus miembros a hombres con profesiones distintas a la de constructor; igualmente hallamos católicos, protestantes, sacerdotes, pastores, teístas, políticos de izquierda y derecha, marxistas, grandes burgueses, etc., unidos por un ideal común: ser hombres de buenas costumbres, creer en un ser superior –que los Masones llamamos simbólicamente Gran Arquitecto del Universo– y la libertad absoluta de pensamiento.

El Diccionario Enciclopédico de la Masonería[1] nos define la Masonería como «(…) un sistema de moral dentro del que caben los principios y creencias de todos los hombres amantes de la humanidad y del progreso y dotados de rectitud de criterio y de buena voluntad. La etimología inglesa de esta palabra significa albañilería o arte de edificar. Pero los edificios Masónicos, en vez de tener condiciones y fines materiales cual el arte de los albañiles, no son otra cosa que la edificación moral de las sociedades por medio del trabajo y el ejercicio de todas las virtudes por parte de los hombres que componen la Masonería. (…)» «(…) Los obreros de la Orden Masónica, si bien aceptan en sus trabajos todo el simbolismo místico del arte de los constructores o edificadores, nadie podrá negar que, siendo su fin exclusivamente moral, hállense desligados por completo de los límites de la materia para obrar en el campo libre de la filosofía y de las especulaciones y enseñanza del espíritu. (…)»

En el Convento Universal de los Supremos Consejos Confederados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, reunidos en Lausana, Suiza, entre el 6 y 22 de septiembre de 1875, declararon, entre otros, los siguientes principios: «(…) La Francmasonería tiene por misión combatir a la ignorancia bajo todas sus formas, y constituye una escuela de enseñanza mutua, cuyo programa se encierra en los siguientes lemas: obedecer las leyes del país, vivir con honra, practicar la justicia, amar a sus semejantes, y trabajar sin cesar por la felicidad de la humanidad y por su progresiva y pacífica emancipación».

La tercera época, o sea la actual, la postmoderna, difiere de las dos anteriores, debido al gran desarrollo que ha tenido la humanidad y la Francmasonería no es ajena a esta evolución. Hoy, no sólo existe la Masonería masculina sino la mixta y la femenina, en donde la mujer trabaja en iguales condiciones que el varón. También en esta época la Masonería deja en libertad a sus miembros de creer o no en un ser superior –Gran Arquitecto del Universo– caso del Gran Oriente de Francia. Por tanto, al haber una absoluta libertad de pensamiento y de creencias religiosas, hoy encontramos muchos hermanos ateos vinculados a la Orden Masónica. Por estas razones, nos atrevemos a señalar que el concepto de Masonería también ha evolucionado, pues antes la mujer no podía pertenecer a nuestra institución y al Francmasón prácticamente se le obligaba creer en un ser superior así no compartiera con este principio dogmático.

De acuerdo a lo planteado, diríamos que la Masonería es una entidad substancialmente filosófica, filantrópica, progresista y discreta.

Es filosófica porque encauza al ser humano hacia la investigación razonable de las leyes de la Naturaleza; estimula el trabajo del pensamiento que va desde la simbólica representación geométrica hacia la más complicada meditación; demanda en la reflexión filosófica la inclusión de la opinión espiritual del movimiento de la Historia, ve en cada momento histórico las nuevas iluminaciones científicas y aprovecha de cada sistema filosófico lo que pueda representar una contribución al patrimonio de la Verdad abstracta, más allá del tiempo y del espacio.

Es filantrópica porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Para llevar a cabo este precepto, se vale de organizaciones paramasónicas, creadas por hermanos Masones, como los clubes de Leones y Rotarios; la Gran Logia del Norte de Colombia con sede en la ciudad de Barranquilla, lo hace a través de la Sociedad Hermanos de la Caridad y de la Asociación Damas de la Caridad.

El esfuerzo que hace la Masonería y sus recursos están destinados al progreso y bienestar de la especie humana, sin discriminación de nacionalidad, razas, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y a la tranquilidad de las conciencias. Pensadores como Andrew Michael Ramsay[2], lo han expresado: «(…) Los hombres, esencialmente, no se distinguen por la diversidad de las lenguas que hablen, las ropas que visten, de los países que habiten, ni por las dignidades de que se hallen revestidos. El mundo entero no es más que una gran república, en la cual cada nación es una familia y cada individuo un hijo.

Para hacer revivir, para esparcir estas máximas esenciales tomadas de la naturaleza del hombre, es para lo que ya desde el principio fue establecida nuestra Sociedad.

Nosotros queremos reunir a todos los hombres de espíritu ilustrado, de costumbres dulces y de trato y humor agradables, no sólo por el amor a las bellas artes, sino con más preferencia aún, por los grandes principios de virtud, de ciencia y religión, en que el interés de la confraternidad viene a ser el de todo el género humano, en que todas las naciones puedan beber los conocimientos más sólidos, y todos sus habitantes aprender a quererse mutuamente, sin renunciar por ello a su patria. (…)» Luego, en términos generales, Ramsay, quiso expresar que “Toda la especie humana es una sola familia dispersa sobre la faz de la tierra; todos los pueblos son hermanos, y deben amarse unos a otros como tales”.

Cuando sostenemos que «la Masonería es progresista», es porque por principios profesa, instruye y practica la fraternidad entre los seres humanos y la absoluta libertad de conciencia que nos permite el pensamiento libre y la defensa irrestricta de los derechos humanos.

Para finalizar esta parte de nuestro análisis aseguramos, en primer lugar, que la Masonería es una Institución discreta y no secreta. Los enemigos de la Orden le han dado esa forma misteriosa y que aún se conserva en algunos núcleos sociales por desconocimiento total y por confusión. En consecuencia, es ineludible aclarar que, cuando hablamos de “Secreto” u “Oculto”, sus efectos pueden ser necesarios, naturales y espontáneos; en lo clandestino, siempre hay intención y astucia o cautela. La Masonería la constituyen hombres y mujeres libres y de buenas costumbres, lo cual es uno de los requisitos sine cua non para ingresar a ella. De hecho queda descartado que sus miembros sean contrabandistas, bandidos, deshonestos; intriguen o conspiren contra alguien, que son prácticas, no sólo ocultas y secretas, sino clandestinas. Actividades estas que combate frontalmente la Institución por ser totalmente contrarias a sus postulados.

En segundo término, que la Masonería ha heredado por tradición histórica un método de enseñanza en el que sus miembros van instruyéndose poco a poco de acuerdo a sus propias iniciativas, adquiriendo el compromiso de salvaguardar tanto sus opiniones como la de los demás hermanos que asisten al Taller. También deben proteger los modos de reconocimiento entre Francmasones y la interpretación de los ritos y símbolos de la Orden, que son de gran utilidad en nuestros trabajos. Por consiguiente, podemos afirmar que la labor de la Francmasonería se efectúa básicamente entre sus miembros, por lo que su proyección hacia el exterior es poco notable. Su labor externa esencialmente reside en la actuación de sus miembros, que aplican en los ámbitos social y personal los valores aprendidos en las Logias. Es posible que esta metodología, por las expectativas que crea, le dé un “tinte” de misterio, sobre todo para aquellos que no están vinculados a la Orden por querer saber lo que tratamos en nuestras reuniones. Dicho esto, no olvidemos los temibles tiempos vividos por la humanidad, en las que el saber, la ciencia, y la tolerancia defendidas por las Masonería, eran rechazadas con antipatía o salvajismo por algunos gobernantes quienes veían en ella un peligro para perpetuarse en el poder como tiranos. De esta manera, muchos hermanos fueron perseguidos y hasta asesinados. Afortunadamente, los sistemas democráticos y la tolerancia que existe en la mayor parte de los países permiten a los Masones contemporáneos defender sus ideales y actuar sin poner en peligro sus vidas, lo cual no impide que la Francmasonería siga siendo una sociedad discreta.

Otra cuestión fundamental es que la Masonería como organización legalmente constituida debe obtener «Personería Jurídica» otorgada por el ente gubernamental de cada país donde opera, con el objetivo de reconocerle efectos civiles: como los de poder contraer derechos y obligaciones con el Estado. En Colombia, por ejemplo, el gobierno delegó en las Cámaras de Comercio la función del registro. Cualquier ciudadano puede consultar sobre la existencia de la Organización o Persona Jurídica u obtener una certificación de existencia y representación legal de la Personería Jurídica, pues el «Registro» es una función pública. Por consiguiente, nuestra Institución no puede ser secreta, ya que además, sus propósitos son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los estatutos aprobados por el Gobierno, en nuestro caso, a través de las Cámaras de Comercio.

Peor aún, los secretos no proceden en la vida postmoderna, cuando las comunicaciones han sido capaces de traspasar todos los linderos y hacer conocer mucho de lo que antes era correspondiente a círculos cerrados o especializados. El ejemplo irrefutable lo tenemos en la Internet por el que ahora es posible presenciar una ceremonia de iniciación, el nacimiento de un ser humano o un animal, o incluso hasta la simple televisión lo viene haciendo. La Internet acabó con ese mito del supuesto “secreto”. En este medio encontramos todo lo que queramos saber de la Masonería durante las veinticuatro horas del día y los doce meses del año. Tener como misterio aquello que cualquiera puede observar en medios electrónicos o que sencillamente se encuentra difundido en una amplia bibliografía que ronda por todas las bibliotecas del mundo, o que puede ser adquirida en la librería de la esquina, termina siendo innecesario.
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[1] Abrines, Lorenzo Frau y otros. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA MASONERÍA. Editorial del Valle de México, S. A. Tomo II. México. 18 de septiembre de 1981. P.768.

[2] Apartes del primer discurso pronunciado por Ramsay en 1736 en la logia parisina St Thomas No 1, primera Logia fundada en Francia por nobles ingleses en 1725. Op. Cit. P. 1.346.
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lunes, 7 de enero de 2008

Ritos y Grados Masónicos

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Por: Mario Morales Charris 33º
Ven.·. Maest.·. Resp.·. Log.·. Lealtad No. 7
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia
Pres.·. Gran Consejo de Cab.·. Kadosch «Lealtad Nº 3», Cám.·. 30°


Rito

El Diccionario de la Real Academia Española[1] define: “(Del latín ritus) m. Costumbre o ceremonia”. En otra acepción nos dice: “(…) Conjunto de reglas establecidas para el culto y ceremonias religiosas, (...)”. Según estas definiciones, podemos señalar que una ceremonia es un rito; por ejemplo, la entrega de diplomas en un acto de graduación en una universidad, la inauguración de unos juegos deportivos, la presentación de un libro, etc., así también nuestra Orden realiza su ceremonia que es algo tradicional para desarrollar sus trabajos en Logia.

El Diccionario Enciclopédico de la Masonería[2], nos enseña: “RITO. (Ritos Masónicos) – En rigor podría definirse esta voz, diciendo que Rito, en Masonería, es el conjunto de reglas o conceptos, de conformidad con los cuales, se practican las ceremonias y se confieren, o por mejo decir, se comunican, los signos, toques, palabras y todas las demás instrucciones secretas de los grados. (...)”. Igualmente podríamos afirmar que el rito en Masonería es un método didáctico mediante el cual se desarrollan los trabajos, donde existe un momento de tiempo y/o espacio para considerar los asuntos propios no sólo de la Logia, sino también del mundo profano. Luego, a través de este método o rito se instruyen los Masones en las diferentes áreas del conocimiento haciendo uso del raciocinio para la investigación y la reflexión.

La creación de un rito o método Masónico, es el resultado de un largo proceso de decantación histórica y transmite una relación emocional y simbólica al iniciado en nuestros augustos misterios.

Grado

Los grados en Masonería son cada uno de los peldaños que va escalando el Masón o Masona en su proceso de aprendizaje desde que entra a la Orden, hasta alcanzar el último nivel de su carrera Masónica, o lo que es lo mismo, es el ciclo de iniciaciones que enseñan toda la filosofía y objetivos de la Hermandad. Cada categoría de progreso y de compromiso, de obligaciones y derechos, se distinguen en sus rituales, signos de reconocimiento y lecciones morales. En otras palabras, para cada grado de iniciación existe una ceremonia diferente donde hay nuevas enseñanzas en términos generales.

En la antigüedad sólo existían dos “grados”: el de Aprendiz y el de Compañero o «Valet» (palabra francesa que traduce: criado, sirviente, servidor). El Maestro era quien dirigía o administraba la obra como lo prueban muchos documentos pertenecientes a la Edad Media; así tenemos por ejemplo, el Manuscrito Regius [3] escrito por los años 1390 y el Manuscrito Cooke[4], data de 1410, ambos conservados en el British Museum. Sin embargo, el médico, investigador y tratadista Masónico, Albert Mackey[5] señala que antes del siglo XVIII sólo existía un grado, o más bien un escenario de ritualismo. Luego, “la división de Maestros, Compañeros y Aprendices era simplemente una división de rangos, existiendo una iniciación para todos”. No sabemos porqué y en qué se fundamentó nuestro hermano Mackey, porque no cita la prueba documental para afirmar que “la división de Maestros, Compañeros y Aprendices era simplemente una división de rangos”, ¿a caso el rango no es un nivel, grado, clase o categoría? Pensamos que no se leyó los documentos que estamos citando (el Regius y el cooke) porque existen otros, o de pronto sí los leyó y los mal interpretó; pero, para ello los hubiera citado, ¿o es que confundió el concepto de “Rito” con el de “Grado”?. Nos da esa impresión porque también afirma que había “una iniciación para todos”, que es otro asunto totalmente diferente a lo que pretendió explicar. Luego, a nuestro entender el hermano Mackey quiso manifestar que para esa época sólo se desarrollaba una ceremonia para iniciar a la vez a los Aprendices y Compañeros, incluso al director o administrador de la obra a realizar, llamado Maestro. Este último, simbolizado hoy por el Venerable Maestro. Efectivamente, lo que no existía en ese tiempo era un rito especial para iniciar al Aprendiz, otro para el Compañero y otro para el Director o Administrador de la obra, llamado Maestro.

En lo que sí tiene razón el hermano Mackey es que la palabra «grado» no se usaba, ni siquiera en los «Reglamentos Generales» compilados inicialmente por el hermano George Payne, en el año de 1720 e incorporados por Anderson en sus Constituciones de 1723. Observemos parte del numeral XIII de estos reglamentos, donde hace referencia a los miembros de la Orden: “(…) Entonces será cuando los aprendices deberán admitirse como maestros y compañeros salvo dispensa (…)”[6], no aparece la palabra “Grado”. Sin embargo, según Lorenzo Frau Abrines[7] nuestra Hermandad estaba dividida en tres grados antes de 1730. Para la segunda edición de las Constituciones publicadas por Anderson en 1738, ajustó al tiempo las reformas aprobadas y con relación a esta temática nos dice: “(…) un Aprendiz, cuando es experto y tiene la edad, puede ser un Aprendiz iniciado o Masón Libre del grado más bajo, y al obtener un mejoramiento conveniente, Compañero de Gremio y Maestro Masón (…)”[8]. Aquí ya aparece la palabra “Grado”.

En lo que sí hacemos énfasis es que en la Edad Media, de acuerdo a los manuscritos citados (Regius y cook) como también en los subsiguientes, se establecen diferencias de jerarquía entre Aprendiz, Compañero y Maestro, por lo que podemos inferir que tácitamente ya existían una especie de niveles o clases equivalentes a grados por sinonimia, aunque la ceremonia fuera una para todos al iniciarse y no existiera un rito en especial.

Actualmente existen muchos grados, de acuerdo al rito en que se trabaje; los hay simbólicos y son los tres primeros, reconocidos y practicados en todos los ritos acreditados, con ligeras diferencias. Los hay capitulares y son los que siguen después de los tres primeros. Se llaman filosóficos los que en categoría son superiores a los capitulares. Se denominan administrativos los de la más elevada categoría, superiores a todos los demás.

Los grados más importantes de la Francmasonería son los primeros tres grados: Aprendiz, Compañero y Maestro Masón, estos pertenecen a la «Logia Azul» o «Logia Simbólica», conocida simplemente como Logia. Lo de «Logia Azul», porque los hermanos ingleses, desde la antigüedad, se decoraban con este color como símbolo de la amistad universal y liberalidad, como lo es color de la bóveda celeste que cubre toda la tierra; en cambio los escoceses se distinguieron al adoptar el color rojo después de 1740, lo que provocó el descontento entre los hermanos y hubo que llamarlos al orden. El color rojo es el aplicado al grado del Arco Real y representa alegóricamente la energía y el celo que deben afrontar todos los que poseen esa parte sublime de la Masonería; significa además, la regeneración o reconstrucción del Templo y simbólicamente el renacimiento de la vida. Estos colores se conservan aún en la Masonería contemporánea: el simbolismo sigue siendo azul y los grados conocidos como escocistas continúan siendo rojo.
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[1] Real Academia Española. Op. Cit. Tomo II. P. 1.191.

[2] Abrines, Lorenzo Frau y otros. Op. Cit. Tomo III. P. 1.446.

[3] Gran Logia del Norte de Colombia. ANTIGUOS DOCUMENTOS DE LA MASONERÍA –Manuscritos antes de 1717– Morales Charris, Mario, compilador. Ediciones Cencys 21. Barranquilla, Colombia. Marzo de 2004. Pp. 33-54.

[4] Ib. Pp. 55-64.

[5] Mackey Gallatin, Albert. ENCICLOPEDIA DE LA FRANCMASONERÍA. Tomo II. Editorial Grijalbo, S. A. México. 1981. P. 663.

[6] Reglamentos Generales. En De la Cierva y de Hoces, Ricardo. EL TRIPLE SECRETO DE LA MASONERÍA. Editorial Fénix. Madrid. España. 1994. P. 133.

[7] Abrines, Lorenzo Frau y otros. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA MASONERÍA. Editorial del Valle de México, S. A. Tomo I. México. 18 de septiembre de 1981. P. 66.

[8] Mackey Gallatin, Albert. Ib.
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domingo, 6 de enero de 2008

Iniciación Masónica

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Por: Mario Morales Charris 33º
Ven.·. Maest.·. Resp.·. Log.·. Lealtad No. 7
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia
Pres.·. Gran Consejo de Cab.·. Kadosch «Lealtad Nº 3», Cám.·. 30°


Es una palabra que sin definirla racionalmente y a simple vista nos puede conducir a raros vínculos o a falsos conceptos. Cualquiera al escuchar “Iniciación”, puede pensar que somos fanáticos, una secta o que recuerda prácticas tales, como por ejemplo, una comunión o un acto hechicero, etc.

Nada de lo anterior somos los Masones y Masonas. Primero, no somos fanáticos porque no defendemos con terquedad excesiva y apasionante creencias u opiniones religiosas, ni nos ilusionamos ciegamente por una cosa. Además, no somos una religión porque nuestra Institución es adogmática, no tiene credos o dogmas acerca de alguna divinidad en especial, ni de sentimientos de veneración y temor hacia ella; por su parte nos enseña a ser tolerantes, lo cual nos permite pertenecer o identificarnos con cualquier credo religioso, pero con la obligación de reconocer las misma libertades de los demás. De tal manera que la Francmasonería no es una religión, ni tampoco es antirreligiosa. La Masonería tiene principios, ideales, fines; cultiva virtudes, pero siempre con la máxima amplitud de criterio.

Tampoco somos una secta puesto que la Francmasonería no posee una doctrina particular establecida o encontrada por un Maestro o Maestra, ni los Francmasones seguimos a nadie con tesón y sin conciencia deliberada. Para ser más claro en nuestro planteamiento, la Francmasonería emprende la gran obra de Fraternidad, simbólicamente por razones de oficio; por ello, se considera centro de unión y medio para conciliar verdadera fraternidad entre las personas. De ahí que respete la inclinación religiosa de sus adeptos y no impone creencia de especie alguna, disfrutando de total libertad de conciencia. Por tanto, para nosotros la iniciación es ante todo un procedimiento de reflexión, de exploración interior, de investigación llevada a cabo según un particular método: el método Masónico, o lo que es lo mismo, por razón del rito que practicamos.

Iniciación significa «comienzo», el inicio de varias fases que se desarrollan poco a poco a lo largo de nuestra carrera Masónica y lo hacemos a través de los grados que vamos recibiendo en busca de la perfección, o sea, hacer del iniciado una persona virtuosa.

En otras palabras a la Masonería se ingresa mediante la iniciación, concibiendo a ésta como un avance personal, dinámico y permanente, dispuesto a promover el perfeccionamiento interior de cada uno de los que a ella acceden.

La iniciación Masónica nos orienta a formar nuestra propia actividad sin imponerse jamás, hay que descubrirla por sí mismo. La iniciación debe concebirse en la conciencia de cada uno y el principal sostén que recibimos en esta labor es la tolerancia de nuestros iguales, la fortaleza de nuestros ritos y la coherencia de los símbolos.

El ritual Masónico cultiva la calidad de una vida ética. Dispone para ello de las herramientas y alegorías de los antiguos Masones y canteros como símbolos para enseñar estos ideales. La iniciación Masónica más que un acto de entrada es el comienzo de un camino a seguir, una senda permanente de fortalecimiento de la calidad humana de los Masones, en el convencimiento de que el recorrido del ser humano pasa por la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.

La naturaleza Masónica la logramos cuando el que aspira a serlo se encuentra decidido a perseverar el sendero de la virtud y la verdad, su intelecto está exento de errores o prejuicios y la sabiduría apacible; no es esclavo de la corrupción o vicios y pasiones. El hombre o mujer que entra al mundo Masónico, llega a él procedente de una sociedad mundana en la cual prevalecen una serie de defectos como la envidia, el fanatismo, la ambición, la hipocresía, la ignorancia, la discordia, el egoísmo, la vanidad, la injusticia, la falta de equidad y otras pasiones que lo degradan y lo esclavizan, por lo que necesita simbólicamente morir para ese mundo y renacer en otro diferente, en el que predomine la virtud y se practique la fraternidad. Por consiguiente, debe acudir a la iniciación Masónica para transformarse, ya que la Masonería nos propone, en la iniciación, un «símbolo para nuestra vida personal» y esa alegoría no es otra que la de la construcción de nosotros mismos y así alcanzar el «crecimiento personal».

A diferencia de lo que estamos planteando, la Masonería no está comprometida o interesada en el éxito personal de sus miembros tal como el mundo profano comúnmente lo supone. En nuestros días hay numerosas formas más eficaces para conseguir el triunfo económico y el poder personal. Puede darse el caso de que un Francmasón o Francmasona, por sus méritos humano y profesional, consiga niveles socialmente importantes. Pero, quienes proyecten ingresar a nuestra Orden movidos especialmente por estos objetivos, están totalmente equivocados y condenados a una gran desilusión. La Francmasonería no es un escenario para “abrirse paso” socialmente, ni un lugar donde se haga “tráfico de influencias”. Es más, si se presentase el caso de alguien que se hubiere iniciado y actuara en este sentido, se le indicaría francamente que está en el lugar equivocado y, de persistir, se le invitaría a retirarse.

De acuerdo a lo que hemos analizado, podemos afirmar que la iniciación es, finalmente, un procedimiento de identificación, de crecimiento personal, que cada uno de los Masones y Masonas busca a través del perfeccionamiento moral, suscitado de una forma metódica y constituida de un modo simbólico en torno a la metáfora de la construcción.

Si al final de nuestra carrera Masónica hemos logrado, a través de la iniciación en los distintos grados, el perfeccionamiento moral –desde luego que no será total– estaríamos frente a un nuevo paradigma de humanidad, hombres y mujeres que decidieron el reto de asumir su vida de forma reflexiva y voluntaria, que quisieron ser maestros de sí mismos, arquitectos de su camino, según un ideal constructivo de sabiduría, fuerza y belleza.

En virtud de todo lo tratado, pensamos que la Francmasonería debe propender: primero, al centrarse en la iniciación, el resultado debería ser que cada Masón y cada Logia se convirtiera en un núcleo de transmisión, y segundo, si la Logia alcanza a transformarse en un Organismo de Unión, esto origina en el taller un ambiente de libertad moral e intelectual que le permitiría al mismo llegar a ser una verdadera sociedad de pensamiento y reflexión.

Antes de finalizar este tema, deseamos llamar la atención sobre la iniciación de la mujer en la Masonería. Desde finales del S. XIX las Logias que practican la Masonería liberal o de tradición francesa, presentes en todo el globo terráqueo, aceptan a la mujer en absoluta igualdad de derechos y deberes. Es lo que llamamos «Francmasonería Mixta» y viene a ser la manifestación óptima y más progresista de la Masonería. La Francmasonería postmoderna proclama la igualdad absoluta de derechos de la mujer tanto en la sociedad civil como dentro de sus Talleres. En efecto, en la Masonería Mixta la mujer es iniciada en total igualdad con el hombre. Asimismo, la mujer puede ocupar cualquier cargo directivo de la Masonería sin obstáculos de ninguna especie.

Por último, el hombre o la mujer, que desee iniciarse en la Francmasonería ha de ser una persona que haya cumplido su mayoría de edad según las leyes del país donde aspira a ingresar. De la misma manera ha de ser libre y de buenas costumbres, racionalista, y con un gran interés por progresar intelectual y/o espiritualmente en un ambiente de respeto mutuo.

Persona libre es aquella que tiene libertad para expresar sus opiniones, no acepta imposiciones que violenten sus principios, ni está sometida al capricho de otros; no está atada a ningún dogma que perturbe su razón y trastorne su conciencia, y carece de vicios que lo esclavicen. Para ser persona de buenas costumbres deberá obedecer las leyes del país donde reside, honrar a su patria, y enaltecer a su familia; ser tolerante y respetuoso con las ideas políticas y religiosas de sus semejantes.
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sábado, 5 de enero de 2008

La Iniciación de Tati

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Por: Segundo Santiago Consuegra 31º
Resp.·. y Ben.·. Log.·. Barranquilla No. 1-8-1
Gr.·. Sec.·. del Pod.·. Ejec.·. de la muy Resp.·.
Gran Logia del Norte de Colombia
Pres.·. Gr.·. Trib.·. Sob.·. Lázaro Bravo Maury, Cám.·. 31º


La presente Plancha la presentó el Gran Insp.·. Inq.·. comend.·. Segundo Santiago Consuegra el 17 de septiembre de 2005 (e.·. v.·.) en la Tenida de Iniciación de su hija, TATIANA INES SANTIAGO GARCIA, en la Resp.·. Logia «SOL DE COLOMBIA No. 1820» de El Derecho Humano de la ciudad de Bogotá, Colombia.

Ven.·. Maestra, QQ.·. HH.·. y HHnas.·. de la Resp.·. Logia «Sol de Colombia No. 1820» de El Derecho Humano.

QQ.·. HHnas.·. Recipiendarias: Tatiana Inés y Martha.

Hoy es un día de gracia y muy especial para mi por encontrarme entre vosotros asistiendo a la Iniciación en nuestros augustos misterios de dos Hermanas que vienen a reforzar nuestras Columnas y más cuando una de ellas es mi hija Tatiana Inés. El Gran Arquitecto del Universo no me dio hijos varones, pero me dio una Querida y venerada hija que hoy ingresa a esta escuela de sabiduría, en este respetable Templo de la Virtud, en donde se les enseñarán las virtudes que deben adornar al humano, como son: Sabiduría, Prudencia, Fuerza, Templanza, Honor, Caridad, Justicia y Verdad.

Quién no ha bebido en la fuente de la verdad, no conoce la sabiduría, ni la Justicia, ni la Caridad, por ello es natural que hable sandeces de la Masonería, pero os digo QQ.·. HHnas.·. Recipiendarias que habéis ingresado a una Sociedad conformada por Hombres y Mujeres que han pulido su espíritu para servir a la humanidad, que son Virtuosos Éticos, Caritativos, Honorables, y Justos, que siempre buscarán el perfeccionamiento humano mediante el rechazo a los vicios a la Ignorancia y a la Hipocresía, en el permanente cultivo de los más altos valores que engrandecen a la persona y a la sociedad.

En tiempos remotos, en Egipto, Grecia, Menphis, existían doncellas que eran las Sacerdotisas de los templos y eran iniciadas en el culto y en los misterios y enseñaban a los hombres los secretos del culto para que éstos después los transmitieran a sus discípulos, por eso no es raro, hoy día, ver a damas ilustres y bellas, como son nuestras Queridas Hermanas en la Orden, que son poseedoras de sabiduría y de las otras altas virtudes que antes he mencionado, dispuestas a irrigar por el mundo entre sus Hermanos y profanos esos conocimientos adquiridos en esta escuela de formación filosófica y dentro de este Templo de la Virtud.

Quiero aprovechar esta inigualable oportunidad para exponeros, sin profundizar, algunos puntos de vista sobre la Moral profana, la Ética Masónica, la Tolerancia y el rechazo a la Hipocresía y a la Ignorancia, que constituyen temas de obligada investigación por todo Masón.

Cuando ingresamos a la Orden de neófito iniciado, traemos con nosotros una formación moral profana, moralidad religiosa, aprendida en el hogar, en la escuela y en la iglesia, que constituye una especie de regulación del comportamiento social, fundada en los resultados de nuestros actos de conducta que acarrearán consecuencias al autor, mediante el ofrecimiento de premios por las buenas obras y castigos por las malas. Esa moral constriñe la libertad del hombre con fábulas de paraísos hipotéticos en el mundo del más allá, puesto que en este mundo de los vivos las conductas torcidas tienen consecuencias indeseables. Esa la moral y conducta impuesta desde fuera por la fuerza del miedo o de esperanzas o creencias míticas expresadas en dogmas, también impuestos a los pueblos, que se constituyen en reglas para medir el bien y el mal, está construida sobre bases deleznables, que al progresar la ciencia y desarrollarse el conocimiento, pierden terreno y sus mismas bases.

El Masón tiene que construir su propia Ética basándose en el estudio y la investigación, ya que la ética nace del conocimiento, de la convicción íntima y de la determinación autónoma, ajena y alejada de premios o castigos, no depende por ende de compensación alguna.

El Masón aprende a construir su propia Ética y a obrar o actuar conforme a ella de manera auténtica. En ese proceso se torna por fuerza en un ser diferente y si acierta en la teorización de los principios y en la impecabilidad y eficiencia de la práctica, el resultado será su propia formación en un líder, en un genuino conductor, porque ha alcanzado el autodominio y el ejercicio de una cada vez más plena y pura libertad que es lo que constituye la meta previsible de su propio destino.

Esa Moral del Masón o su propia Ética, es invulnerable cuando está fundada en la verdad, no en la mentira, en la realidad, no en la ficción o en el mito. No está sometida a compulsión exterior sino que nace de la autonomía del ser, por ello es firme y genera seguridad. Por ello seremos capaces de transmitir en forma pertinaz y perseverante esa Ética Masónica a nuestro entorno familiar y a la comunidad sobre la cual tengamos alguna ascendencia. El Masón que construye su propia Ética está preparado para colocarse frente al bien y al mal, armado de su mero instinto y sin perturbaciones, pudiendo discernir que el sufrimiento inútil infringido a los demás es perverso y que el olvido de sí mismo y de su progreso hacia la trascendencia es malo, igualmente porque despilfarra la oportunidad única de transformarse en hombre libre, así como evolucionó para salir de la animalidad y alcanzar la liberación volitiva y la racionalidad consciente.

La Tolerancia, nunca la podemos confundir con el admitir desmanes en el comportamiento ético y conducta torcida de los HH.·. MM.·., y profanos con los que nos relacionamos, porque ello conduce a un desquiciamiento de conductas y comportamientos que resultan contrarios a las buenas costumbres. Miremos la tolerancia como el tener el pensamiento abierto ante las perspectivas infinitas e inagotables del conocimiento. El objeto está en lograr que las agrupaciones de hombres y mujeres libres y de buenas costumbres de distinto pensamiento, nos reunamos para practicar la tolerancia en el ejercicio de la libertad de ese pensamiento y aceptemos que ninguna definición teórica es definitiva y que sólo un comportamiento conforme a una Ética genuina fundada en la verdad y autonomía de la voluntad individual, puede impulsar el ser hacia su propia realización.

La Hipocresía, lo fingido de cualidades, sentimientos o virtudes que no se poseen, lo engañoso, lo falso, lo farisaico, sepulcros blanqueados, por fuera limpios y por dentro guardan la descomposición.

Más que a los hipócritas que nos rodean, el Masón, debe desenmascarar y combatir al hipócrita que lleva dentro de sí mismo.

La hipocresía de los demás sólo nos afecta circunstancialmente, mientras que la propia nos mantiene sumidos en la inautenticidad, sin permitirnos ser nosotros mismos y nos mantiene engañados en la creencia de lo que no somos, pero creemos ser sin serlo, y eso nos impide despertar para intentar mejorarnos mediante el esfuerzo y la práctica de nuestro Arte Real.

Nuestra propia ignorancia es la peor de las limitaciones, por que ella se ensaña justamente en lo que de humanos tenemos, es decir lo que nos humaniza, que es la libertad y el conocimiento. La ignorancia limita el horizonte de las alternativas de nuestra escogencia y por ello cuanto menos ignorantes seamos, más libres e instruidos seremos. La hipocresía e ignorancia de los otros afecta la libertad de ellos, pero en nosotros nos amputa y constriñe. El sabio iluminado por la Verdadera Luz, emerge como un ser diferente, simplemente porque entonces luce completo frente a los seres incompletos que poblan nuestro mundo ordinario.

Estáis, QQ.·. HHnas.·. Recipiendarias, entre personas serias, honradas y virtuosas, como ya os dije antes, cuya principal preocupación será, de hoy en adelante, procurar y vigilar vuestro aprendizaje, procurar transmitirles los conocimientos necesarios y darles las herramientas para que puláis la piedra bruta y venzáis la ignorancia.

Quiero, por último, QQ HH.·. Y Hnas.·. contarles una anécdota que tiene que ver mucho con Tati.

Corría el año de 1982, cuando enamorado fui casado con Teresa de cuya unión nació Tati, pero lo interesante es que la Ceremonia Matrimonial Civil se celebró en la zona Social del Templo de la Muy Resp.·. Gran Logia Nacional de Colombia con sede en Barranquilla y a continuación se produjo la muy bella Ceremonia de Reconocimiento Masónico de ese matrimonio. El primer cumpleaños de Tati fue celebrado en ese mismo sitio. De pronto de ahí viene o de ahí nació la aspiración de Tati de algún día iniciarse como Masona y hoy se ha cumplido esa aspiración por lo que con el mayor de los orgullos de Padre felicito a quién a partir de hoy también es mi Hermana en la Orden, Tatiana Inés Santiago García.

Ven.·. Maestra, QQ.·. HH.·. y HHnas.·. de la Resp.·. Logia Sol de Colombia No. 1820 de El Derecho Humano, os entrego mi más preciosa joya, una esmeralda en bruto, para que la puláis en el Arte Real de nuestra Augusta Orden.

Mil Gracias.
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viernes, 4 de enero de 2008

Unas Reflexiones sobre la Masonería y nuestro compromiso en el umbral del siglo XXI

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Por: Ricardo Varela Consuegra 18º
Resp.·. Log.·. Amistad No. 4
Muy Resp.·. Gran Maestro de la
Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia

A comienzos de un nuevo año, y en momentos como estos, lo indicado es propiciar balances, buscar respuestas a los interrogantes que dejan las labores de un período y definir propósitos, sobre todo, si además de encontrarnos sobre el fin de una jornada, ésta se encuentra inscrita bajo circunstancias especiales, como lo es el encontrarnos próximos a iniciar un nuevo milenio, con la carga de cambios que se han sucedido y vaticinan, principalmente, las innovaciones que ha sufrido la sociedad que de alguna manera amenazan o influyen sobre la Orden y le proponen retos para el futuro.

Pienso que para nuestro OR.·., La Gran Logia del Norte de Colombia, el año ha sido prolijo en realizaciones, gracias a la labor del Past Gran Maest:. Q.·. H.·. José Stevenson Collantes, como lo muestra, entre otras, el avance en sus relaciones internacionales con otras potencias, la adopción de una nueva constitución, la inauguración de la Biblioteca Masónica Julio Hoenisgberg, el crecimiento y mejoramiento de las instalaciones y Temp.·. en el que operamos. Debo destacar, también, los trabajos desarrollados por nuestra Resp.·. Log.·. Madre Amistad No. 4, que con el cumplimiento de su programa y la certera conducción de sus TTall.·. por el Ven.·. Maest.·. Mario Morales Charris, hemos logrado los HH.·. miembros el trabajo Masónico, la práctica de la fraternidad y el acrecentar en nuestros espíritus, el libre albedrío y la búsqueda de la verdad. No es cuestión de especular... en los umbrales del nuevo milenio presenciamos cómo los logros de la innovación y/o revolución cibernética, de las comunicaciones, de la inteligencia artificial (Internet), de los avances en la medicina, la televisión, y todos los que en materia científica tecnológica se han dado, se presentan en forma tal y a tal velocidad que termina por abrumar a la gente y a las organizaciones sociales. De alguna manera, también han repercutido individual y socialmente en los hombres, sus instituciones y el Estado. Al respecto, han provocado un profundo y contradictorio cambio denominado la globalización, que comenzó prometiendo bienestar para todos y lo que ha traído consigo es violencia, polución, más pobreza y desigualdades.

Aún cuando se ha dado una progresiva consolidación en el derecho internacional contemporáneo, de obligación de la comunidad internacional en su conjunto de proteger los derechos humanos, en el sentido de que estos han dejado de ser una competencia del Estado, para pasar a ser objeto de protección internacional, en el mundo continúan miles de millones de personas seriamente limitadas, cuando les son negados, el ejercicio de sus derechos fundamentales (negritudes, indígenas, grupos étnicos). Asimismo, se expresan proliferaciones de nacionalismos beligerantes, multiplicación de religiones, nuevas y sofisticadas formas de esclavitud, expresiones xenófobas y sobre todo, una sociedad en la que el mercado distorsionado, por la necesidad del resultado ha olvidado la búsqueda de la armonía natural de los intereses y de las pasiones entre sus miembros, para darle paso a la ambición desmedida, a la corrupción, a la banalidad y el egoísmo.

En el recorrido del siglo XX, se pasó espectacularmente de la sociedad urbana a la agraria, con toda la carga del milagro que significó el desarrollo científico y tecnológico. Hubo sin lugar a dudas crecimiento y desarrollo económico y de bienestar social, pero los pocos indicios de mejora en la redistribución del ingreso, en los años 60s y 70s, se han visto interrumpidos por el inusitado incremento a finales del siglo, de la pobreza y las desigualdades. Se estima que hay en el mundo unos treinta millones de personas desplazadas por las guerras y la violencia; más de veinte millones de refugiados por causa de persecución o conflictos armados; unos mil trescientos millones en la miseria absoluta, de los cuales el 70% son mujeres y niños; más de mil millones no tiene acceso a la salud, la educación básica o el agua potable y que un 80% de la humanidad no tiene medios para acceder a la tecnología. Registros que aparecen como una radical agresión a la dignidad humana y que sugieren la ausencia de razones para el futuro. Tal vez por ello, en la óptica de la política los cambios sociales se perciben y se orientan hacia demandas que piden a gritos reducir la injusticia social y la diferencia entre ricos y pobres. Asimismo, la violencia (dos guerras mundiales y centenares de guerras regionales y locales como consecuencia del autoritarismo) y la depredación de los recursos naturales en la que se apoyó el desarrollo, reclamaron como respuesta, para evitar la extinción del planeta, la protección del entorno ecológico y la consolidación y defensa de los derechos humanos.

Pareciera que no hubiera nada más de qué tratar, en un mundo globalizado, en el que el interrogante frente a una vida política sin ideales, sólo encuentra como respuesta cuatro grandes desafíos: las desigualdades crecientes, la búsqueda de un modelo económico en equidad y con desarrollo sostenible, la globalización como un instrumento de racionalidad en la distribución de la riqueza y la paz como un propósito de la comunidad internacional de los Estados.

En el caso de Colombia, nunca como hoy, se ha vivido una situación tan crítica y difícil, por la inoperancia del Estado en el campo económico y social, agravada, por la violencia desestabilizadora de los grupos insurgentes y esa otra violencia que se generaliza en las calles y los campos colombianos: la de la delincuencia común.

¿Tiene la Masonería respuesta para estos desafíos? ¿Tenemos la estatura visionaria, las virtudes y el espíritu que inspiraron a nuestros antepasados, para inscribirnos en estos nuevos retos? ¿Seremos capaces de hacer sentir la influencia de la Masonería, para ayudar a reencontrar a nuestra patria con los caminos de la paz y el progreso? ¿Seguirán nuestras tradiciones y estructuras indemnes, frente a los retos de al sociedad que inicia el nuevo siglo?

Otras manifestaciones en la sociedad civil son notorias y nos enfrentan más directamente a poderosos desafíos, basados en la finalización de algunas tradiciones y valores. Por ejemplo, la mujer en estos tiempos y espacios ha logrado conquistar un trato igualitario frente a los hombres, se ha vinculado a la fuerza de trabajo y con ello, desestabilizado el esquema de roles en la sociedad. Hoy participa y compite con el hombre en todas las esferas de la actividad humana. Ese mismo texto responde a uno de los fundamentos que ofrecen los Landmarks, adoptados por las LLog.·. de Masones del R.·. E.·. A.·.; prohíbe iniciar a los esclavos , de donde se dedujo que solamente era posible iniciar a hombres libres. Hoy ya estos no existen. Casi desde comienzos de siglo la esclavitud en los términos en que se le conocía había dejado de existir y con ello, la inaplicación de tal prohibición, aunque hoy subsisten formas sutiles de esclavitud (la drogadicción, el alcoholismo, los fundamentalismos, etc.) y en este caso recobraría vigencia.

Pues bien, una vez superadas las condiciones de manumisión que en tiempos pasados vivió la mujer, se sugiere igualmente su inaplicación y se abren los interrogantes: ¿Acaso no se les da la posibilidad de que formen parte de la Masonería? ¿Acaso frente al hecho y/o ocurrencia de algunas Llog.·. mixtas y aún sólo de mujeres, no se terminará dando lugar a su aceptación generalizada e incorporación universal a la masonería? y/o ¿Será posible, acaso, frente a la nueva realidad social de la mujer, insistir en la aplicación del Landmarks (XVIII) de Mackey, que prohíbe su vinculación a la Masonería?

Otro desafío ocurre con alguna gravedad en nuestra perspectiva, con el Secr.·. Masónico. Es claro que el juramento que hacemos los Masones al iniciarnos y que constantemente renovamos en la medida en que avanzamos en nuestra vida Masónica, nos obliga solemnemente y de buena fe a no revelar jamás ninguno de los secretos y misterios que nos son confiados, ni dar a conocer los toques, palabras, signos, marchas y baterías. Prometemos y juramos al terminar cada Ten.·. Guardar Sec.·. por lo dicho y hecho durante nuestros trabajos. Juramos también, poner en práctica los valores que nos brindan nuestras enseñanzas y nos comprometemos a proteger y socorrer a las viudas y semejantes. En fin, todo ello bajo las condiciones del sigilo y el Sec.·. Masónico.

Sin embargo, ¿qué vamos a hacer con los adelantos en la informática, para que no se viole el juramento y las normas de discreción que recomienda la Ord.·. si casi toda la información sobre ella y de cualquier Gr.·. del Simbolismo la encontramos en Internet? ¿Acaso será posible sustraerse a estos cambios? ¿Se afectan o no las interpretaciones que actualmente hacemos de los Landmarks?

En alguna época no muy lejana la Masonería universal vivió el esplendor de conducir los grandes cambios y transformaciones que vivió la humanidad. Los procesos por la democracia y los derechos humanos. Llamados así en el Viejo Mundo e independentistas en el Nuevo, fueron orientados por ilustres y connotados MM.·. MM.·. Pero, aún cuando hoy la presencia de la membresía pareciera no percibirse en la decisión de la conducción de los procesos sociales, permítanme decirles que en nuestra trama de valores ético-morales, tradiciones, principios, símbolos y doctrinas, se encuentran las armas para hacerle frente a los nuevos desafíos. Son los mismos problemas y razones, a los que se ha enfrentado la Masonería en todos los tiempos. Sólo que ahora resultan novedosos y posiblemente más difíciles para vencer, por las formas sutiles y sofisticadas con que se presentan.

Por ello, la Masonería está hoy más vigente que nunca. Debemos tomar estas reflexiones e interrogantes, como sugerencia de propósitos y compromiso para la membresía. No se trata de que cambiemos las bases, principios, postulados, fines y objetivos de la Orden. Se trata sólo de unas reflexiones y unos interrogantes para que sean considerados, estudiados y debatidos en nuestros TTall.·. del próximo año, para que con los aportes de los HH.·. se fomenten aún más miembros comprometidos con la vocación Masónica, dentro y fuera de la Log:. y para que con las respuestas que encontremos, junto a nuestro compromiso, el mundo profano sienta la presencia de la Masonería.
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