-
Por: Mario Morales Charris 33º
Ven.·. Maest.·. Resp.·. Log.·. Lealtad No. 7
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia
Ven.·. Maest.·. Resp.·. Log.·. Lealtad No. 7
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia
Pres.·. Gran Consejo de Cab.·. Kadosch «Lealtad Nº 3», Cám.·. 30°
Al explicar lo que es Masonería, debemos hacerlo bajo tres fundamentos según la época. Si hacemos referencia a la Masonería de la Edad Media, diríamos que fue una sociedad de oficio (constructores), que no eran simples operarios sino que cultivaban el arte de la construcción (Arte, Craft, palabra ritual Masónica) y su organización, tanto en materia administrativa como de autoridad, era jerárquica.
Si hablamos de la Masonería en la Edad Moderna se nos dificulta la definición, porque encontramos, a lo largo de su existencia, entre sus miembros a hombres con profesiones distintas a la de constructor; igualmente hallamos católicos, protestantes, sacerdotes, pastores, teístas, políticos de izquierda y derecha, marxistas, grandes burgueses, etc., unidos por un ideal común: ser hombres de buenas costumbres, creer en un ser superior –que los Masones llamamos simbólicamente Gran Arquitecto del Universo– y la libertad absoluta de pensamiento.
El Diccionario Enciclopédico de la Masonería[1] nos define la Masonería como «(…) un sistema de moral dentro del que caben los principios y creencias de todos los hombres amantes de la humanidad y del progreso y dotados de rectitud de criterio y de buena voluntad. La etimología inglesa de esta palabra significa albañilería o arte de edificar. Pero los edificios Masónicos, en vez de tener condiciones y fines materiales cual el arte de los albañiles, no son otra cosa que la edificación moral de las sociedades por medio del trabajo y el ejercicio de todas las virtudes por parte de los hombres que componen la Masonería. (…)» «(…) Los obreros de la Orden Masónica, si bien aceptan en sus trabajos todo el simbolismo místico del arte de los constructores o edificadores, nadie podrá negar que, siendo su fin exclusivamente moral, hállense desligados por completo de los límites de la materia para obrar en el campo libre de la filosofía y de las especulaciones y enseñanza del espíritu. (…)»
En el Convento Universal de los Supremos Consejos Confederados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, reunidos en Lausana, Suiza, entre el 6 y 22 de septiembre de 1875, declararon, entre otros, los siguientes principios: «(…) La Francmasonería tiene por misión combatir a la ignorancia bajo todas sus formas, y constituye una escuela de enseñanza mutua, cuyo programa se encierra en los siguientes lemas: obedecer las leyes del país, vivir con honra, practicar la justicia, amar a sus semejantes, y trabajar sin cesar por la felicidad de la humanidad y por su progresiva y pacífica emancipación».
La tercera época, o sea la actual, la postmoderna, difiere de las dos anteriores, debido al gran desarrollo que ha tenido la humanidad y la Francmasonería no es ajena a esta evolución. Hoy, no sólo existe la Masonería masculina sino la mixta y la femenina, en donde la mujer trabaja en iguales condiciones que el varón. También en esta época la Masonería deja en libertad a sus miembros de creer o no en un ser superior –Gran Arquitecto del Universo– caso del Gran Oriente de Francia. Por tanto, al haber una absoluta libertad de pensamiento y de creencias religiosas, hoy encontramos muchos hermanos ateos vinculados a la Orden Masónica. Por estas razones, nos atrevemos a señalar que el concepto de Masonería también ha evolucionado, pues antes la mujer no podía pertenecer a nuestra institución y al Francmasón prácticamente se le obligaba creer en un ser superior así no compartiera con este principio dogmático.
De acuerdo a lo planteado, diríamos que la Masonería es una entidad substancialmente filosófica, filantrópica, progresista y discreta.
Es filosófica porque encauza al ser humano hacia la investigación razonable de las leyes de la Naturaleza; estimula el trabajo del pensamiento que va desde la simbólica representación geométrica hacia la más complicada meditación; demanda en la reflexión filosófica la inclusión de la opinión espiritual del movimiento de la Historia, ve en cada momento histórico las nuevas iluminaciones científicas y aprovecha de cada sistema filosófico lo que pueda representar una contribución al patrimonio de la Verdad abstracta, más allá del tiempo y del espacio.
Es filantrópica porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Para llevar a cabo este precepto, se vale de organizaciones paramasónicas, creadas por hermanos Masones, como los clubes de Leones y Rotarios; la Gran Logia del Norte de Colombia con sede en la ciudad de Barranquilla, lo hace a través de la Sociedad Hermanos de la Caridad y de la Asociación Damas de la Caridad.
El esfuerzo que hace la Masonería y sus recursos están destinados al progreso y bienestar de la especie humana, sin discriminación de nacionalidad, razas, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y a la tranquilidad de las conciencias. Pensadores como Andrew Michael Ramsay[2], lo han expresado: «(…) Los hombres, esencialmente, no se distinguen por la diversidad de las lenguas que hablen, las ropas que visten, de los países que habiten, ni por las dignidades de que se hallen revestidos. El mundo entero no es más que una gran república, en la cual cada nación es una familia y cada individuo un hijo.
Para hacer revivir, para esparcir estas máximas esenciales tomadas de la naturaleza del hombre, es para lo que ya desde el principio fue establecida nuestra Sociedad.
Nosotros queremos reunir a todos los hombres de espíritu ilustrado, de costumbres dulces y de trato y humor agradables, no sólo por el amor a las bellas artes, sino con más preferencia aún, por los grandes principios de virtud, de ciencia y religión, en que el interés de la confraternidad viene a ser el de todo el género humano, en que todas las naciones puedan beber los conocimientos más sólidos, y todos sus habitantes aprender a quererse mutuamente, sin renunciar por ello a su patria. (…)» Luego, en términos generales, Ramsay, quiso expresar que “Toda la especie humana es una sola familia dispersa sobre la faz de la tierra; todos los pueblos son hermanos, y deben amarse unos a otros como tales”.
Cuando sostenemos que «la Masonería es progresista», es porque por principios profesa, instruye y practica la fraternidad entre los seres humanos y la absoluta libertad de conciencia que nos permite el pensamiento libre y la defensa irrestricta de los derechos humanos.
Para finalizar esta parte de nuestro análisis aseguramos, en primer lugar, que la Masonería es una Institución discreta y no secreta. Los enemigos de la Orden le han dado esa forma misteriosa y que aún se conserva en algunos núcleos sociales por desconocimiento total y por confusión. En consecuencia, es ineludible aclarar que, cuando hablamos de “Secreto” u “Oculto”, sus efectos pueden ser necesarios, naturales y espontáneos; en lo clandestino, siempre hay intención y astucia o cautela. La Masonería la constituyen hombres y mujeres libres y de buenas costumbres, lo cual es uno de los requisitos sine cua non para ingresar a ella. De hecho queda descartado que sus miembros sean contrabandistas, bandidos, deshonestos; intriguen o conspiren contra alguien, que son prácticas, no sólo ocultas y secretas, sino clandestinas. Actividades estas que combate frontalmente la Institución por ser totalmente contrarias a sus postulados.
En segundo término, que la Masonería ha heredado por tradición histórica un método de enseñanza en el que sus miembros van instruyéndose poco a poco de acuerdo a sus propias iniciativas, adquiriendo el compromiso de salvaguardar tanto sus opiniones como la de los demás hermanos que asisten al Taller. También deben proteger los modos de reconocimiento entre Francmasones y la interpretación de los ritos y símbolos de la Orden, que son de gran utilidad en nuestros trabajos. Por consiguiente, podemos afirmar que la labor de la Francmasonería se efectúa básicamente entre sus miembros, por lo que su proyección hacia el exterior es poco notable. Su labor externa esencialmente reside en la actuación de sus miembros, que aplican en los ámbitos social y personal los valores aprendidos en las Logias. Es posible que esta metodología, por las expectativas que crea, le dé un “tinte” de misterio, sobre todo para aquellos que no están vinculados a la Orden por querer saber lo que tratamos en nuestras reuniones. Dicho esto, no olvidemos los temibles tiempos vividos por la humanidad, en las que el saber, la ciencia, y la tolerancia defendidas por las Masonería, eran rechazadas con antipatía o salvajismo por algunos gobernantes quienes veían en ella un peligro para perpetuarse en el poder como tiranos. De esta manera, muchos hermanos fueron perseguidos y hasta asesinados. Afortunadamente, los sistemas democráticos y la tolerancia que existe en la mayor parte de los países permiten a los Masones contemporáneos defender sus ideales y actuar sin poner en peligro sus vidas, lo cual no impide que la Francmasonería siga siendo una sociedad discreta.
Otra cuestión fundamental es que la Masonería como organización legalmente constituida debe obtener «Personería Jurídica» otorgada por el ente gubernamental de cada país donde opera, con el objetivo de reconocerle efectos civiles: como los de poder contraer derechos y obligaciones con el Estado. En Colombia, por ejemplo, el gobierno delegó en las Cámaras de Comercio la función del registro. Cualquier ciudadano puede consultar sobre la existencia de la Organización o Persona Jurídica u obtener una certificación de existencia y representación legal de la Personería Jurídica, pues el «Registro» es una función pública. Por consiguiente, nuestra Institución no puede ser secreta, ya que además, sus propósitos son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los estatutos aprobados por el Gobierno, en nuestro caso, a través de las Cámaras de Comercio.
Si hablamos de la Masonería en la Edad Moderna se nos dificulta la definición, porque encontramos, a lo largo de su existencia, entre sus miembros a hombres con profesiones distintas a la de constructor; igualmente hallamos católicos, protestantes, sacerdotes, pastores, teístas, políticos de izquierda y derecha, marxistas, grandes burgueses, etc., unidos por un ideal común: ser hombres de buenas costumbres, creer en un ser superior –que los Masones llamamos simbólicamente Gran Arquitecto del Universo– y la libertad absoluta de pensamiento.
El Diccionario Enciclopédico de la Masonería[1] nos define la Masonería como «(…) un sistema de moral dentro del que caben los principios y creencias de todos los hombres amantes de la humanidad y del progreso y dotados de rectitud de criterio y de buena voluntad. La etimología inglesa de esta palabra significa albañilería o arte de edificar. Pero los edificios Masónicos, en vez de tener condiciones y fines materiales cual el arte de los albañiles, no son otra cosa que la edificación moral de las sociedades por medio del trabajo y el ejercicio de todas las virtudes por parte de los hombres que componen la Masonería. (…)» «(…) Los obreros de la Orden Masónica, si bien aceptan en sus trabajos todo el simbolismo místico del arte de los constructores o edificadores, nadie podrá negar que, siendo su fin exclusivamente moral, hállense desligados por completo de los límites de la materia para obrar en el campo libre de la filosofía y de las especulaciones y enseñanza del espíritu. (…)»
En el Convento Universal de los Supremos Consejos Confederados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, reunidos en Lausana, Suiza, entre el 6 y 22 de septiembre de 1875, declararon, entre otros, los siguientes principios: «(…) La Francmasonería tiene por misión combatir a la ignorancia bajo todas sus formas, y constituye una escuela de enseñanza mutua, cuyo programa se encierra en los siguientes lemas: obedecer las leyes del país, vivir con honra, practicar la justicia, amar a sus semejantes, y trabajar sin cesar por la felicidad de la humanidad y por su progresiva y pacífica emancipación».
La tercera época, o sea la actual, la postmoderna, difiere de las dos anteriores, debido al gran desarrollo que ha tenido la humanidad y la Francmasonería no es ajena a esta evolución. Hoy, no sólo existe la Masonería masculina sino la mixta y la femenina, en donde la mujer trabaja en iguales condiciones que el varón. También en esta época la Masonería deja en libertad a sus miembros de creer o no en un ser superior –Gran Arquitecto del Universo– caso del Gran Oriente de Francia. Por tanto, al haber una absoluta libertad de pensamiento y de creencias religiosas, hoy encontramos muchos hermanos ateos vinculados a la Orden Masónica. Por estas razones, nos atrevemos a señalar que el concepto de Masonería también ha evolucionado, pues antes la mujer no podía pertenecer a nuestra institución y al Francmasón prácticamente se le obligaba creer en un ser superior así no compartiera con este principio dogmático.
De acuerdo a lo planteado, diríamos que la Masonería es una entidad substancialmente filosófica, filantrópica, progresista y discreta.
Es filosófica porque encauza al ser humano hacia la investigación razonable de las leyes de la Naturaleza; estimula el trabajo del pensamiento que va desde la simbólica representación geométrica hacia la más complicada meditación; demanda en la reflexión filosófica la inclusión de la opinión espiritual del movimiento de la Historia, ve en cada momento histórico las nuevas iluminaciones científicas y aprovecha de cada sistema filosófico lo que pueda representar una contribución al patrimonio de la Verdad abstracta, más allá del tiempo y del espacio.
Es filantrópica porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Para llevar a cabo este precepto, se vale de organizaciones paramasónicas, creadas por hermanos Masones, como los clubes de Leones y Rotarios; la Gran Logia del Norte de Colombia con sede en la ciudad de Barranquilla, lo hace a través de la Sociedad Hermanos de la Caridad y de la Asociación Damas de la Caridad.
El esfuerzo que hace la Masonería y sus recursos están destinados al progreso y bienestar de la especie humana, sin discriminación de nacionalidad, razas, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y a la tranquilidad de las conciencias. Pensadores como Andrew Michael Ramsay[2], lo han expresado: «(…) Los hombres, esencialmente, no se distinguen por la diversidad de las lenguas que hablen, las ropas que visten, de los países que habiten, ni por las dignidades de que se hallen revestidos. El mundo entero no es más que una gran república, en la cual cada nación es una familia y cada individuo un hijo.
Para hacer revivir, para esparcir estas máximas esenciales tomadas de la naturaleza del hombre, es para lo que ya desde el principio fue establecida nuestra Sociedad.
Nosotros queremos reunir a todos los hombres de espíritu ilustrado, de costumbres dulces y de trato y humor agradables, no sólo por el amor a las bellas artes, sino con más preferencia aún, por los grandes principios de virtud, de ciencia y religión, en que el interés de la confraternidad viene a ser el de todo el género humano, en que todas las naciones puedan beber los conocimientos más sólidos, y todos sus habitantes aprender a quererse mutuamente, sin renunciar por ello a su patria. (…)» Luego, en términos generales, Ramsay, quiso expresar que “Toda la especie humana es una sola familia dispersa sobre la faz de la tierra; todos los pueblos son hermanos, y deben amarse unos a otros como tales”.
Cuando sostenemos que «la Masonería es progresista», es porque por principios profesa, instruye y practica la fraternidad entre los seres humanos y la absoluta libertad de conciencia que nos permite el pensamiento libre y la defensa irrestricta de los derechos humanos.
Para finalizar esta parte de nuestro análisis aseguramos, en primer lugar, que la Masonería es una Institución discreta y no secreta. Los enemigos de la Orden le han dado esa forma misteriosa y que aún se conserva en algunos núcleos sociales por desconocimiento total y por confusión. En consecuencia, es ineludible aclarar que, cuando hablamos de “Secreto” u “Oculto”, sus efectos pueden ser necesarios, naturales y espontáneos; en lo clandestino, siempre hay intención y astucia o cautela. La Masonería la constituyen hombres y mujeres libres y de buenas costumbres, lo cual es uno de los requisitos sine cua non para ingresar a ella. De hecho queda descartado que sus miembros sean contrabandistas, bandidos, deshonestos; intriguen o conspiren contra alguien, que son prácticas, no sólo ocultas y secretas, sino clandestinas. Actividades estas que combate frontalmente la Institución por ser totalmente contrarias a sus postulados.
En segundo término, que la Masonería ha heredado por tradición histórica un método de enseñanza en el que sus miembros van instruyéndose poco a poco de acuerdo a sus propias iniciativas, adquiriendo el compromiso de salvaguardar tanto sus opiniones como la de los demás hermanos que asisten al Taller. También deben proteger los modos de reconocimiento entre Francmasones y la interpretación de los ritos y símbolos de la Orden, que son de gran utilidad en nuestros trabajos. Por consiguiente, podemos afirmar que la labor de la Francmasonería se efectúa básicamente entre sus miembros, por lo que su proyección hacia el exterior es poco notable. Su labor externa esencialmente reside en la actuación de sus miembros, que aplican en los ámbitos social y personal los valores aprendidos en las Logias. Es posible que esta metodología, por las expectativas que crea, le dé un “tinte” de misterio, sobre todo para aquellos que no están vinculados a la Orden por querer saber lo que tratamos en nuestras reuniones. Dicho esto, no olvidemos los temibles tiempos vividos por la humanidad, en las que el saber, la ciencia, y la tolerancia defendidas por las Masonería, eran rechazadas con antipatía o salvajismo por algunos gobernantes quienes veían en ella un peligro para perpetuarse en el poder como tiranos. De esta manera, muchos hermanos fueron perseguidos y hasta asesinados. Afortunadamente, los sistemas democráticos y la tolerancia que existe en la mayor parte de los países permiten a los Masones contemporáneos defender sus ideales y actuar sin poner en peligro sus vidas, lo cual no impide que la Francmasonería siga siendo una sociedad discreta.
Otra cuestión fundamental es que la Masonería como organización legalmente constituida debe obtener «Personería Jurídica» otorgada por el ente gubernamental de cada país donde opera, con el objetivo de reconocerle efectos civiles: como los de poder contraer derechos y obligaciones con el Estado. En Colombia, por ejemplo, el gobierno delegó en las Cámaras de Comercio la función del registro. Cualquier ciudadano puede consultar sobre la existencia de la Organización o Persona Jurídica u obtener una certificación de existencia y representación legal de la Personería Jurídica, pues el «Registro» es una función pública. Por consiguiente, nuestra Institución no puede ser secreta, ya que además, sus propósitos son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los estatutos aprobados por el Gobierno, en nuestro caso, a través de las Cámaras de Comercio.
Peor aún, los secretos no proceden en la vida postmoderna, cuando las comunicaciones han sido capaces de traspasar todos los linderos y hacer conocer mucho de lo que antes era correspondiente a círculos cerrados o especializados. El ejemplo irrefutable lo tenemos en la Internet por el que ahora es posible presenciar una ceremonia de iniciación, el nacimiento de un ser humano o un animal, o incluso hasta la simple televisión lo viene haciendo. La Internet acabó con ese mito del supuesto “secreto”. En este medio encontramos todo lo que queramos saber de la Masonería durante las veinticuatro horas del día y los doce meses del año. Tener como misterio aquello que cualquiera puede observar en medios electrónicos o que sencillamente se encuentra difundido en una amplia bibliografía que ronda por todas las bibliotecas del mundo, o que puede ser adquirida en la librería de la esquina, termina siendo innecesario.
________________________
[1] Abrines, Lorenzo Frau y otros. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA MASONERÍA. Editorial del Valle de México, S. A. Tomo II. México. 18 de septiembre de 1981. P.768.
[2] Apartes del primer discurso pronunciado por Ramsay en 1736 en la logia parisina St Thomas No 1, primera Logia fundada en Francia por nobles ingleses en 1725. Op. Cit. P. 1.346.
--
No hay comentarios:
Publicar un comentario