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Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia
A comienzos de un nuevo año, y en momentos como estos, lo indicado es propiciar balances, buscar respuestas a los interrogantes que dejan las labores de un período y definir propósitos, sobre todo, si además de encontrarnos sobre el fin de una jornada, ésta se encuentra inscrita bajo circunstancias especiales, como lo es el encontrarnos próximos a iniciar un nuevo milenio, con la carga de cambios que se han sucedido y vaticinan, principalmente, las innovaciones que ha sufrido la sociedad que de alguna manera amenazan o influyen sobre la Orden y le proponen retos para el futuro.
Pienso que para nuestro OR.·., La Gran Logia del Norte de Colombia, el año ha sido prolijo en realizaciones, gracias a la labor del Past Gran Maest:. Q.·. H.·. José Stevenson Collantes, como lo muestra, entre otras, el avance en sus relaciones internacionales con otras potencias, la adopción de una nueva constitución, la inauguración de la Biblioteca Masónica Julio Hoenisgberg, el crecimiento y mejoramiento de las instalaciones y Temp.·. en el que operamos. Debo destacar, también, los trabajos desarrollados por nuestra Resp.·. Log.·. Madre Amistad No. 4, que con el cumplimiento de su programa y la certera conducción de sus TTall.·. por el Ven.·. Maest.·. Mario Morales Charris, hemos logrado los HH.·. miembros el trabajo Masónico, la práctica de la fraternidad y el acrecentar en nuestros espíritus, el libre albedrío y la búsqueda de la verdad. No es cuestión de especular... en los umbrales del nuevo milenio presenciamos cómo los logros de la innovación y/o revolución cibernética, de las comunicaciones, de la inteligencia artificial (Internet), de los avances en la medicina, la televisión, y todos los que en materia científica tecnológica se han dado, se presentan en forma tal y a tal velocidad que termina por abrumar a la gente y a las organizaciones sociales. De alguna manera, también han repercutido individual y socialmente en los hombres, sus instituciones y el Estado. Al respecto, han provocado un profundo y contradictorio cambio denominado la globalización, que comenzó prometiendo bienestar para todos y lo que ha traído consigo es violencia, polución, más pobreza y desigualdades.
Aún cuando se ha dado una progresiva consolidación en el derecho internacional contemporáneo, de obligación de la comunidad internacional en su conjunto de proteger los derechos humanos, en el sentido de que estos han dejado de ser una competencia del Estado, para pasar a ser objeto de protección internacional, en el mundo continúan miles de millones de personas seriamente limitadas, cuando les son negados, el ejercicio de sus derechos fundamentales (negritudes, indígenas, grupos étnicos). Asimismo, se expresan proliferaciones de nacionalismos beligerantes, multiplicación de religiones, nuevas y sofisticadas formas de esclavitud, expresiones xenófobas y sobre todo, una sociedad en la que el mercado distorsionado, por la necesidad del resultado ha olvidado la búsqueda de la armonía natural de los intereses y de las pasiones entre sus miembros, para darle paso a la ambición desmedida, a la corrupción, a la banalidad y el egoísmo.
En el recorrido del siglo XX, se pasó espectacularmente de la sociedad urbana a la agraria, con toda la carga del milagro que significó el desarrollo científico y tecnológico. Hubo sin lugar a dudas crecimiento y desarrollo económico y de bienestar social, pero los pocos indicios de mejora en la redistribución del ingreso, en los años 60s y 70s, se han visto interrumpidos por el inusitado incremento a finales del siglo, de la pobreza y las desigualdades. Se estima que hay en el mundo unos treinta millones de personas desplazadas por las guerras y la violencia; más de veinte millones de refugiados por causa de persecución o conflictos armados; unos mil trescientos millones en la miseria absoluta, de los cuales el 70% son mujeres y niños; más de mil millones no tiene acceso a la salud, la educación básica o el agua potable y que un 80% de la humanidad no tiene medios para acceder a la tecnología. Registros que aparecen como una radical agresión a la dignidad humana y que sugieren la ausencia de razones para el futuro. Tal vez por ello, en la óptica de la política los cambios sociales se perciben y se orientan hacia demandas que piden a gritos reducir la injusticia social y la diferencia entre ricos y pobres. Asimismo, la violencia (dos guerras mundiales y centenares de guerras regionales y locales como consecuencia del autoritarismo) y la depredación de los recursos naturales en la que se apoyó el desarrollo, reclamaron como respuesta, para evitar la extinción del planeta, la protección del entorno ecológico y la consolidación y defensa de los derechos humanos.
Pareciera que no hubiera nada más de qué tratar, en un mundo globalizado, en el que el interrogante frente a una vida política sin ideales, sólo encuentra como respuesta cuatro grandes desafíos: las desigualdades crecientes, la búsqueda de un modelo económico en equidad y con desarrollo sostenible, la globalización como un instrumento de racionalidad en la distribución de la riqueza y la paz como un propósito de la comunidad internacional de los Estados.
En el caso de Colombia, nunca como hoy, se ha vivido una situación tan crítica y difícil, por la inoperancia del Estado en el campo económico y social, agravada, por la violencia desestabilizadora de los grupos insurgentes y esa otra violencia que se generaliza en las calles y los campos colombianos: la de la delincuencia común.
¿Tiene la Masonería respuesta para estos desafíos? ¿Tenemos la estatura visionaria, las virtudes y el espíritu que inspiraron a nuestros antepasados, para inscribirnos en estos nuevos retos? ¿Seremos capaces de hacer sentir la influencia de la Masonería, para ayudar a reencontrar a nuestra patria con los caminos de la paz y el progreso? ¿Seguirán nuestras tradiciones y estructuras indemnes, frente a los retos de al sociedad que inicia el nuevo siglo?
Otras manifestaciones en la sociedad civil son notorias y nos enfrentan más directamente a poderosos desafíos, basados en la finalización de algunas tradiciones y valores. Por ejemplo, la mujer en estos tiempos y espacios ha logrado conquistar un trato igualitario frente a los hombres, se ha vinculado a la fuerza de trabajo y con ello, desestabilizado el esquema de roles en la sociedad. Hoy participa y compite con el hombre en todas las esferas de la actividad humana. Ese mismo texto responde a uno de los fundamentos que ofrecen los Landmarks, adoptados por las LLog.·. de Masones del R.·. E.·. A.·.; prohíbe iniciar a los esclavos , de donde se dedujo que solamente era posible iniciar a hombres libres. Hoy ya estos no existen. Casi desde comienzos de siglo la esclavitud en los términos en que se le conocía había dejado de existir y con ello, la inaplicación de tal prohibición, aunque hoy subsisten formas sutiles de esclavitud (la drogadicción, el alcoholismo, los fundamentalismos, etc.) y en este caso recobraría vigencia.
Pues bien, una vez superadas las condiciones de manumisión que en tiempos pasados vivió la mujer, se sugiere igualmente su inaplicación y se abren los interrogantes: ¿Acaso no se les da la posibilidad de que formen parte de la Masonería? ¿Acaso frente al hecho y/o ocurrencia de algunas Llog.·. mixtas y aún sólo de mujeres, no se terminará dando lugar a su aceptación generalizada e incorporación universal a la masonería? y/o ¿Será posible, acaso, frente a la nueva realidad social de la mujer, insistir en la aplicación del Landmarks (XVIII) de Mackey, que prohíbe su vinculación a la Masonería?
Otro desafío ocurre con alguna gravedad en nuestra perspectiva, con el Secr.·. Masónico. Es claro que el juramento que hacemos los Masones al iniciarnos y que constantemente renovamos en la medida en que avanzamos en nuestra vida Masónica, nos obliga solemnemente y de buena fe a no revelar jamás ninguno de los secretos y misterios que nos son confiados, ni dar a conocer los toques, palabras, signos, marchas y baterías. Prometemos y juramos al terminar cada Ten.·. Guardar Sec.·. por lo dicho y hecho durante nuestros trabajos. Juramos también, poner en práctica los valores que nos brindan nuestras enseñanzas y nos comprometemos a proteger y socorrer a las viudas y semejantes. En fin, todo ello bajo las condiciones del sigilo y el Sec.·. Masónico.
Sin embargo, ¿qué vamos a hacer con los adelantos en la informática, para que no se viole el juramento y las normas de discreción que recomienda la Ord.·. si casi toda la información sobre ella y de cualquier Gr.·. del Simbolismo la encontramos en Internet? ¿Acaso será posible sustraerse a estos cambios? ¿Se afectan o no las interpretaciones que actualmente hacemos de los Landmarks?
En alguna época no muy lejana la Masonería universal vivió el esplendor de conducir los grandes cambios y transformaciones que vivió la humanidad. Los procesos por la democracia y los derechos humanos. Llamados así en el Viejo Mundo e independentistas en el Nuevo, fueron orientados por ilustres y connotados MM.·. MM.·. Pero, aún cuando hoy la presencia de la membresía pareciera no percibirse en la decisión de la conducción de los procesos sociales, permítanme decirles que en nuestra trama de valores ético-morales, tradiciones, principios, símbolos y doctrinas, se encuentran las armas para hacerle frente a los nuevos desafíos. Son los mismos problemas y razones, a los que se ha enfrentado la Masonería en todos los tiempos. Sólo que ahora resultan novedosos y posiblemente más difíciles para vencer, por las formas sutiles y sofisticadas con que se presentan.
Por ello, la Masonería está hoy más vigente que nunca. Debemos tomar estas reflexiones e interrogantes, como sugerencia de propósitos y compromiso para la membresía. No se trata de que cambiemos las bases, principios, postulados, fines y objetivos de la Orden. Se trata sólo de unas reflexiones y unos interrogantes para que sean considerados, estudiados y debatidos en nuestros TTall.·. del próximo año, para que con los aportes de los HH.·. se fomenten aún más miembros comprometidos con la vocación Masónica, dentro y fuera de la Log:. y para que con las respuestas que encontremos, junto a nuestro compromiso, el mundo profano sienta la presencia de la Masonería.
Pienso que para nuestro OR.·., La Gran Logia del Norte de Colombia, el año ha sido prolijo en realizaciones, gracias a la labor del Past Gran Maest:. Q.·. H.·. José Stevenson Collantes, como lo muestra, entre otras, el avance en sus relaciones internacionales con otras potencias, la adopción de una nueva constitución, la inauguración de la Biblioteca Masónica Julio Hoenisgberg, el crecimiento y mejoramiento de las instalaciones y Temp.·. en el que operamos. Debo destacar, también, los trabajos desarrollados por nuestra Resp.·. Log.·. Madre Amistad No. 4, que con el cumplimiento de su programa y la certera conducción de sus TTall.·. por el Ven.·. Maest.·. Mario Morales Charris, hemos logrado los HH.·. miembros el trabajo Masónico, la práctica de la fraternidad y el acrecentar en nuestros espíritus, el libre albedrío y la búsqueda de la verdad. No es cuestión de especular... en los umbrales del nuevo milenio presenciamos cómo los logros de la innovación y/o revolución cibernética, de las comunicaciones, de la inteligencia artificial (Internet), de los avances en la medicina, la televisión, y todos los que en materia científica tecnológica se han dado, se presentan en forma tal y a tal velocidad que termina por abrumar a la gente y a las organizaciones sociales. De alguna manera, también han repercutido individual y socialmente en los hombres, sus instituciones y el Estado. Al respecto, han provocado un profundo y contradictorio cambio denominado la globalización, que comenzó prometiendo bienestar para todos y lo que ha traído consigo es violencia, polución, más pobreza y desigualdades.
Aún cuando se ha dado una progresiva consolidación en el derecho internacional contemporáneo, de obligación de la comunidad internacional en su conjunto de proteger los derechos humanos, en el sentido de que estos han dejado de ser una competencia del Estado, para pasar a ser objeto de protección internacional, en el mundo continúan miles de millones de personas seriamente limitadas, cuando les son negados, el ejercicio de sus derechos fundamentales (negritudes, indígenas, grupos étnicos). Asimismo, se expresan proliferaciones de nacionalismos beligerantes, multiplicación de religiones, nuevas y sofisticadas formas de esclavitud, expresiones xenófobas y sobre todo, una sociedad en la que el mercado distorsionado, por la necesidad del resultado ha olvidado la búsqueda de la armonía natural de los intereses y de las pasiones entre sus miembros, para darle paso a la ambición desmedida, a la corrupción, a la banalidad y el egoísmo.
En el recorrido del siglo XX, se pasó espectacularmente de la sociedad urbana a la agraria, con toda la carga del milagro que significó el desarrollo científico y tecnológico. Hubo sin lugar a dudas crecimiento y desarrollo económico y de bienestar social, pero los pocos indicios de mejora en la redistribución del ingreso, en los años 60s y 70s, se han visto interrumpidos por el inusitado incremento a finales del siglo, de la pobreza y las desigualdades. Se estima que hay en el mundo unos treinta millones de personas desplazadas por las guerras y la violencia; más de veinte millones de refugiados por causa de persecución o conflictos armados; unos mil trescientos millones en la miseria absoluta, de los cuales el 70% son mujeres y niños; más de mil millones no tiene acceso a la salud, la educación básica o el agua potable y que un 80% de la humanidad no tiene medios para acceder a la tecnología. Registros que aparecen como una radical agresión a la dignidad humana y que sugieren la ausencia de razones para el futuro. Tal vez por ello, en la óptica de la política los cambios sociales se perciben y se orientan hacia demandas que piden a gritos reducir la injusticia social y la diferencia entre ricos y pobres. Asimismo, la violencia (dos guerras mundiales y centenares de guerras regionales y locales como consecuencia del autoritarismo) y la depredación de los recursos naturales en la que se apoyó el desarrollo, reclamaron como respuesta, para evitar la extinción del planeta, la protección del entorno ecológico y la consolidación y defensa de los derechos humanos.
Pareciera que no hubiera nada más de qué tratar, en un mundo globalizado, en el que el interrogante frente a una vida política sin ideales, sólo encuentra como respuesta cuatro grandes desafíos: las desigualdades crecientes, la búsqueda de un modelo económico en equidad y con desarrollo sostenible, la globalización como un instrumento de racionalidad en la distribución de la riqueza y la paz como un propósito de la comunidad internacional de los Estados.
En el caso de Colombia, nunca como hoy, se ha vivido una situación tan crítica y difícil, por la inoperancia del Estado en el campo económico y social, agravada, por la violencia desestabilizadora de los grupos insurgentes y esa otra violencia que se generaliza en las calles y los campos colombianos: la de la delincuencia común.
¿Tiene la Masonería respuesta para estos desafíos? ¿Tenemos la estatura visionaria, las virtudes y el espíritu que inspiraron a nuestros antepasados, para inscribirnos en estos nuevos retos? ¿Seremos capaces de hacer sentir la influencia de la Masonería, para ayudar a reencontrar a nuestra patria con los caminos de la paz y el progreso? ¿Seguirán nuestras tradiciones y estructuras indemnes, frente a los retos de al sociedad que inicia el nuevo siglo?
Otras manifestaciones en la sociedad civil son notorias y nos enfrentan más directamente a poderosos desafíos, basados en la finalización de algunas tradiciones y valores. Por ejemplo, la mujer en estos tiempos y espacios ha logrado conquistar un trato igualitario frente a los hombres, se ha vinculado a la fuerza de trabajo y con ello, desestabilizado el esquema de roles en la sociedad. Hoy participa y compite con el hombre en todas las esferas de la actividad humana. Ese mismo texto responde a uno de los fundamentos que ofrecen los Landmarks, adoptados por las LLog.·. de Masones del R.·. E.·. A.·.; prohíbe iniciar a los esclavos , de donde se dedujo que solamente era posible iniciar a hombres libres. Hoy ya estos no existen. Casi desde comienzos de siglo la esclavitud en los términos en que se le conocía había dejado de existir y con ello, la inaplicación de tal prohibición, aunque hoy subsisten formas sutiles de esclavitud (la drogadicción, el alcoholismo, los fundamentalismos, etc.) y en este caso recobraría vigencia.
Pues bien, una vez superadas las condiciones de manumisión que en tiempos pasados vivió la mujer, se sugiere igualmente su inaplicación y se abren los interrogantes: ¿Acaso no se les da la posibilidad de que formen parte de la Masonería? ¿Acaso frente al hecho y/o ocurrencia de algunas Llog.·. mixtas y aún sólo de mujeres, no se terminará dando lugar a su aceptación generalizada e incorporación universal a la masonería? y/o ¿Será posible, acaso, frente a la nueva realidad social de la mujer, insistir en la aplicación del Landmarks (XVIII) de Mackey, que prohíbe su vinculación a la Masonería?
Otro desafío ocurre con alguna gravedad en nuestra perspectiva, con el Secr.·. Masónico. Es claro que el juramento que hacemos los Masones al iniciarnos y que constantemente renovamos en la medida en que avanzamos en nuestra vida Masónica, nos obliga solemnemente y de buena fe a no revelar jamás ninguno de los secretos y misterios que nos son confiados, ni dar a conocer los toques, palabras, signos, marchas y baterías. Prometemos y juramos al terminar cada Ten.·. Guardar Sec.·. por lo dicho y hecho durante nuestros trabajos. Juramos también, poner en práctica los valores que nos brindan nuestras enseñanzas y nos comprometemos a proteger y socorrer a las viudas y semejantes. En fin, todo ello bajo las condiciones del sigilo y el Sec.·. Masónico.
Sin embargo, ¿qué vamos a hacer con los adelantos en la informática, para que no se viole el juramento y las normas de discreción que recomienda la Ord.·. si casi toda la información sobre ella y de cualquier Gr.·. del Simbolismo la encontramos en Internet? ¿Acaso será posible sustraerse a estos cambios? ¿Se afectan o no las interpretaciones que actualmente hacemos de los Landmarks?
En alguna época no muy lejana la Masonería universal vivió el esplendor de conducir los grandes cambios y transformaciones que vivió la humanidad. Los procesos por la democracia y los derechos humanos. Llamados así en el Viejo Mundo e independentistas en el Nuevo, fueron orientados por ilustres y connotados MM.·. MM.·. Pero, aún cuando hoy la presencia de la membresía pareciera no percibirse en la decisión de la conducción de los procesos sociales, permítanme decirles que en nuestra trama de valores ético-morales, tradiciones, principios, símbolos y doctrinas, se encuentran las armas para hacerle frente a los nuevos desafíos. Son los mismos problemas y razones, a los que se ha enfrentado la Masonería en todos los tiempos. Sólo que ahora resultan novedosos y posiblemente más difíciles para vencer, por las formas sutiles y sofisticadas con que se presentan.
Por ello, la Masonería está hoy más vigente que nunca. Debemos tomar estas reflexiones e interrogantes, como sugerencia de propósitos y compromiso para la membresía. No se trata de que cambiemos las bases, principios, postulados, fines y objetivos de la Orden. Se trata sólo de unas reflexiones y unos interrogantes para que sean considerados, estudiados y debatidos en nuestros TTall.·. del próximo año, para que con los aportes de los HH.·. se fomenten aún más miembros comprometidos con la vocación Masónica, dentro y fuera de la Log:. y para que con las respuestas que encontremos, junto a nuestro compromiso, el mundo profano sienta la presencia de la Masonería.
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