miércoles, 11 de febrero de 2009

Discurso de Lincoln en Gettysburg



Por: Mario Morales Charris 33º
Past Ven.·. Maest.·. Resp.·. Log.·. Lealtad No. 7
Ex Gran Maestro de la Muy Resp.·. Gr.·. Log.·. del Norte de Colombia

Pres.·. Gran Tribunal Soberano «Lázaro Bravo Maury», Cám.·. 31°

El décimo sexto presidente de Estados Unidos de América, Abraham Lincoln, pronunció un corto discurso en la consagración del Cementerio Nacional del Soldado, el 19 de noviembre de 1863, en la ciudad de Gettysburg, Pensilvania. Su disertación, diligentemente preparada, conocida como «El Discurso de Gettysburg», ha sido considerada posteriormente por los críticos en la literatura, historiadores y politólogos en general como uno de los más grandes discursos en la historia de la humanidad, o al menos, uno de los más célebres y citados de la época contemporánea.

El famoso «Discurso de Gettysburg», encierra consigo un llamamiento al respeto de los derechos humanos. Tema que se viene discutiendo en el mundo desde tiempos remotos y que en la culminación de las guerras revolucionarias estadounidense y francesa se convirtió en el pilar fundamental al llegar la edad moderna, y que la Francmasonería progresista asumió con la divisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

De tal manera que Lincoln, en su «Discurso de Gettysburg», invocando los principios de igualdad de los hombres consagrado en la Declaración de Independencia, redefinió la Guerra Civil como un reciente nacimiento de la libertad para los Estados Unidos de América y sus ciudadanos.

Enfatizó que sus antecesores concibieron a Estados Unidos como un lugar de libertad en que «todos los hombres han sido creados iguales». Que los hombres que dieron sus vidas en la Batalla de Gettysburg sólo podrán ser glorificados si el país vive su propuesta de que todos los habitantes de la nación, sin importar la raza, son de hecho iguales, al expresar su disposición de que «el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra».

Pero antes, el 1 de enero de 1863, había proclamado la emancipación de todos los esclavos que vivían en estados todavía rebeldes. Sin embargo, Lincoln no alcanzó a ver la abolición oficial de la esclavitud, porque ocho meses antes de aprobarse la decimotercera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, fue asesinado.

Por otra parte, hay un hecho que llama la atención para el día del homenaje del Cementerio Nacional del Soldado, en la ciudad de Gettysburg, y es que la multitud esperaba la intervención de Edward Everett, reconocido diplomático y académico considerado como el mejor orador de su época.

El discurso de Everett duró dos horas. En cambio, las breves palabras de Lincoln resumieron la guerra en dos o tres minutos.

A continuación presentamos una traducción del texto del Discurso de Gettysburg, tomado de la página oficial del Gobierno de los Estados Unidos de América.

Discurso de Gettysburg

«Hace 87 años, nuestros padres fundaron en este continente una nueva nación, concebida en la libertad y consagrada al principio de que todos los hombres son creados iguales.

Nos hallamos ahora empeñados en una guerra civil en que se está poniendo a prueba si esta nación, o cualquier nación igualmente concebida y consagrada, puede perdurar. Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a dedicar parte de ese campo a lugar de eterno reposo de aquellos que aquí dieron la vida para que esta nación pudiera vivir. Es perfectamente justo y propio que así lo hagamos, aunque en realidad, en un sentido más alto, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este suelo: los valientes que aquí combatieron, los que murieron y los que sobrevivieron, lo han consagrado mucho más allá de la capacidad de nuestras pobres fuerzas para sumar o restar algo a su obra.

El mundo advertirá poco y no recordará mucho lo que aquí digamos nosotros, pero nunca podrá olvidar lo que aquí hicieron ellos. A los que aún vivimos nos toca más bien dedicarnos ahora a la obra inacabada que quienes aquí lucharon dejaron tan noblemente adelantada; nos toca más bien dedicarnos a la gran tarea que nos queda por delante: que, por deber con estos gloriosos muertos, nos consagremos con mayor devoción a la causa por la cual dieron hasta la última y definitiva prueba de amor; que tomemos aquí la solemne resolución de que su sacrificio no ha sido en vano; que esta nación, por la gracia de Dios, tenga una nueva aurora de libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra».

Referencias

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