lunes, 14 de diciembre de 2009

Semblanza sobre George Washington

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Por: Thomas Jefferson Randolph[1]


La siguiente semblanza sobre George Washington, después de su muerte, fue escrita por Thomas Jefferson Randolph. Por considerarla de gran Trascendencia, la publicamos en nuestro blog y la tomamos de la obra de Frau Abrines, Lorenzo. DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA MASONERÍA. Tomo III. Editorial del Valle de México, S. A. México. 1976. Pp. 1.954 – 1.957.

«Su inteligencia, aunque no fuese de primer orden, era vasta y poderosa; como grande era su penetración, aunque no tan viva como la de un Newton, de un Bacon o de un Loke. Nunca he conocido un juicio más sólido y recto que el suyo. Era lento en sus operaciones, porque la inventiva y la imaginación no le prestaban gran ayuda; pero sus conclusiones eran terminantes y seguras. Sus oficiales tenían bien observado las ventajas que sabía deducir y obtener de las distintas opiniones que emitían en sus consultas: siempre escogió la mejor y ningún general le ha igualado jamás, en saber combinar tan juiciosamente, como él solo sabía hacerlo, sus planes de batalla. Pero si por cualquier causa imprevista se desbarataba cualquiera de estos planes o sufría sensible alteración, era muy lento para modificarlo o volverlo a reconstituir. Así es, como le sucedió en algunas ocasiones, que se quedaba parado sobre el campo de batalla; pero nunca experimentó la menor sorpresa ni vacilación, cuando se trató de operar contra un enemigo atrincherado o fuerte en sus posiciones, como dio de ello tantos y tan repetidos ejemplos en Boston, New York y en muchos puntos fortificados. Era inaccesible al temor y afrontaba personalmente los más inminentes peligros con una indiferencia y tranquilidad inimitables. La prudencia era quizá el distintivo más pronunciado de su carácter. Nunca tomaba una decisión, ni emprendía ningún movimiento, sino después de haberlo reflexionado y previsto todo maduramente, deteniéndose todo el tiempo que fuese necesario, si se le ofrecía alguna duda, hasta verla completamente disipada o resuelta. Pero desde el momento que adoptaba una resolución, marchaba directa y decididamente a su objeto, sin que hubiera ningún obstáculo que bastara a detenerle, por grande que fuese. Su integridad era la más pura, y su espíritu de justicia el más inflexible de cuantos he conocido. Ninguna consideración de interés personal, de parentesco, de amistad, ni de odio, consiguió nunca doblegar sus decisiones. Era realmente en toda la extensión de la palabra, un sabio; un buen hombre y un gran hombre. Era de natural irritable y tirante, pero la reflexión, la fuerza de voluntad y el dominio que ejercía sobre sí mismo, regulaban constantemente estas propensiones, que raras veces dejaba traslucir; pero si por alguna circunstancia extraordinaria llegaba a olvidarse de su imperturbable circunspección, entonces su cólera tenía algo de espantoso Era espléndido, pero exacto en sus gastos; contribuía liberalmente a todo lo que tenía un fin útil; pero se hacía sordo y daba su más rotunda negativa, a cuantos llamativos se le dirigían en demanda de su apoyo o de su caridad, en pro de proyectos quiméricos o para remedio de necesidades que no fueran realmente dignas de ser atendidas. No era apasionado ni ardiente en sus afecciones, pero sabía calcular con exactitud el mérito de cada cual, otorgándole desde luego estimación sólida y adecuada a sus merecimientos. Su figura era hermosa, su estatura arrogante, su marcha reposada y noble. Era el mejor jinete de su tiempo, y puesto a caballo, tenía el exterior más gallardo que se pueda dar. Tomaba muy poca parte en las conversaciones, aunque fuera en el reducido círculo de sus amigos. Su oratoria y estilo eran medianos, porque no tenía fluidez de ideas ni facilidad de locución. Cuando se veía precisado a expresar su opinión en público sin haber tenido tiempo de prepararse, hablaba penosamente y con cierto embarazo; sin embargo, describía con facilidad y en el estilo correcto aunque pecaba de algo difuso».

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[1] Thomas Jefferson nació en Shadwell (Virginia) el 13 de abril de 1743, en el seno de una familia acomodada. Fue el tercero de los diez hijos (dos de los cuales nacieron muertos) del matrimonio formado por Peter Jefferson y Jane Randolph, dueños de una plantación que llevaba el nombre de la ciudad. Fue el tercer presidente de los EE. UU. entre 1801 y 1809. Anteriormente también había ocupado los cargos de Secretario de Estado (1790-1793), Vicepresidente (1797-1801) y de gobernador de Virginia (1779-1781).

Fundó en 1792, junto con James Madison el Partido Republicano (posteriormente conocido como Demócrata-Republicano) que se oponía a las tesis defendidas por el Partido Federalista. También es conocido por el hecho de ser el autor principal de la Declaración de Independencia de los EE. UU. y por fundar la Universidad de Virginia (1819), que fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1987.

Jefferson murió a la edad de 83 años el 4 de julio de 1826 en Monticello, Virginia.
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